DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C
Primera lectura: Génesis 18, 1-10a; Salmo 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5 (R.: 1a); Segunda lectura: Colosenses 1, 24-28; Evangelio: Lucas 10, 38-42.
Este Domingo, la Palabra de Dios nos invita a anunciar y a conocer a Jesucristo. Al final de la segunda lectura el apóstol San Pablo le dice a los colosenses que siente El deber de anunciar a Cristo, de amonestar, es decir, de decir la verdad por dolorosa que sea, enseñar con sabiduría, es decir, no dejarse llevar por lo que propone el mundo sino por de la verdad que se impone por sí misma, con el fin de presentar a todos los que han sabido acoger ese mensaje liberador como perfectos en Cristo. Pero no solo eso, también dice que en su carne completa Los sufrimientos de Cristo, que se puede entender como esa oblación que hace de sí mismo al Señor por aquellos sufrimientos que trae el no conocer la verdad. Vivir en la mentira puede hacer que caigamos en cosas tan horrendas que quiten de nosotros el rostro de Jesucristo.
El anuncio de Jesucristo no es una ideología ni una moda, es conocer a alguien real, vivo y presente en nuestra historia. El Papa León XIV, en la primera misa que presidió como pontífice habló de cómo entiende el mundo a Jesucristo. Planteaba que algunos lo ven como un personaje misterioso y llamativo, lleno de autoridad y rectitud, pero que también es incómodo y retador. Quienes lo consideran así fácilmente se aburren de Él porque no satisface las necesidades del hombre mundano. Más bien, aquellos que lo hemos conocido es verdad sabemos que Jesucristo va más allá de esta visión, es Aquel que le das el sentido a nuestra existencia y que sin Él no podemos vivir.
Pero no hablamos de un personaje ideal, hablamos de alguien real. En la primera lectura hemos visto la teofanía de Mambré. La lectura empieza diciendo que el Señor se apareció Abraham. No tenía ninguna obligación de aparecerse a él, ni de enviar estos tres seres misteriosos, el señor se revela por una condescendencia de su parte para con el ser humano, sin ninguna obligación, pero con el deseo de compartir con nosotros su naturaleza divina y darnos la posibilidad de conocerlo. El conocimiento de Dios no es solamente una adhesión intelectual sino una adhesión afectiva e interior, con lo cual, desde que uno lo conoce y lo va tratando va a ir adecuando su vida a como Él nos lo pide.
Y en el Evangelio vemos la visita de Jesús en la casa de Marta y María. Algunos han intentado explicar esta escena como una especie de dualidad contradictoria, y algunos lo han creído así por muchísimo tiempo. Otros pensamos en un modo complementario de conocer a Jesús. Vemos a Marta que está atareada en acoger al Maestro que visita su casa, y por otro lado está María, no estamos hablando de la mamá de Jesús, que se ha puesto a sus pies para escuchar al Maestro. Jesús, para una y la otra, se está dando a conocer y se está haciendo cercano a ellas.
Solo hay algo importante: estar con Jesús. Podemos estar sirviendo activamente o contemplando, Pero lo importante es estar con Él. Pero también es cierto que no podemos servir bien si antes no hemos estado con Jesús. Yo me imagino que María también sería hacendosa Pero sintió la necesidad de estar a los pies de Jesús acogiendo su mensaje. Esa actitud contemplativa no es ociosidad. Como que Marta se desvía por darle la mejor acogida al señor como lo haríamos nosotros si lo tuviéramos en casa, pero sin dejar de prestarle atención. Por eso, creo que son dos modos complementarios de ver la vida.
En este domingo pidamos al Señor que nos conceda la gracia de contemplarlo en momentos de intimidad con Él y poder escuchar su voz y su Palabra y que partir de allí nos podamos disponer para servir con caridad a los demás.
Ten un buen domingo en la presencia del Señor.
P. Martín.
P.d. Dejo otra reflexión anterior que puede complementar.
https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2022/07/domingo-xvi-del-tiempo-ordinario-ciclo-c.html?m=1

Comentarios
Publicar un comentario