SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR - CICLO C

Primera lectura: Hechos de los apóstoles 1, 1-11; Salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R.: 6); Segunda lectura: Efesios 1, 17-23; Evangelio: Lucas 24, 46-53.


Celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor. Como sabemos es el momento en el que Jesús sube por su propia cuenta al cielo y recibe su cuerpo la gloria que ya recibía en su divinidad. Es el momento de su victoria, como se dice en la oración colecta, que además participará a su Iglesia.

En la oración colecta, unidos a toda la Iglesia, le pedimos a Dios gozo y alegría en este día. Esa alegría que llenaba los primeros cristianos como vemos al final del Evangelio. No es una alegría pasajera, sino que es la alegría que viene de lo profundo de Dios al compartirnos lo que Él es. Por eso dice la oración que su victoria es nuestra victoria.

La Ascensión es una nueva forma de presencia del Señor por la cual deja el mundo para estar más cerca de nosotros. No olvidemos que había dejado establecido algunos nuevos modos de su presencia: la eucaristía y el sacerdocio. Y, con ellos, la Ascensión es otro modo de estar cerca de todos los hombres en todos los lugares.

La Ascensión también lleva cumplimiento la promesa de enviar al Paráclito, al Espíritu Santo. En la primera lectura nos habla del bautismo del Espíritu Santo y en el evangelio de revestirse de la fuerza de lo alto. Es por ello que el Espíritu Santo viene a nosotros gracias a la Ascensión del Señor. Un fruto y una gracia de este día es el mayor deseo de la venida del Espíritu Santo.

En la primera lectura nos relata que los discípulos se quedaron abstraídos mirando cómo el Señor subía a los cielos y les dirá que «…Volverá como lo han visto marcharse». Además de que la Ascensión es una nueva forma de la presencia de Jesús, también sabemos que volverá en el último día al final de los tiempos para juzgar a los vivos y muertos. No se va para dejar unos huérfanos, si no esperando el final que solo el Padre conoce el día y la hora.

El Señor sube para que todo esté bajo sus pies y participe a la Iglesia de su gloria. Es por esa razón que la Ascensión significa mucho para nosotros. Es parte de ese misterio por el que Dios nos hace participar de la gloria que ellos poseen, no por naturaleza sino por misericordia, y se va restableciendo la dignidad del ser humano corrompida por el pecado.

El Señor sube bendiciendo. Es una bendición el haber llegado a este momento en nuestra experiencia creyente. Nos bendice a cada uno de nosotros con el don del Espíritu Santo que llega a toda la humanidad y a nosotros en especial para iluminar el mundo con la gloria de Dios, para dar testimonio de la presencia de Cristo vivo y resucitado.

Pidamos intensamente y preparamos para que venga el Espíritu Santo a todos nosotros.

Buen domingo en la presencia del Señor.

P. Martín

Comparto una reflexión anterior que puede complementar:

https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2022/05/solemnidad-de-la-ascencion-del-senor.html?m=1

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