SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA - CICLO C

Primera lectura: Hechos de los apóstoles 5, 12-16; Salmo 117, 2-4. 22-24. 25-27a (R.: 1); Segunda lectura: Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19; Evangelio: Juan 20, 19-31



Estamos en el segundo Domingo de Pascua, llamado en la tradición el Domingo «de Tomás» y, actualmente, llamado también el Domingo de la Misericordia, debido a una visión que tuvo Santa Faustina del Señor.

En ese contexto pascual, quisiera reflexionar algunas ideas de cada una de las lecturas de la misa este Domingo.

En la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, vemos como los primeros discípulos van haciendo prodigios. Además, se relata que crecía el número de los creyentes. Respecto de los prodigios podemos ver que se realizaban curaciones físicas y se curaban endemoniados. Esto no es una obra humana, estos son los signos que el Señor prometió a sus discípulos que los acompañarían cuando vayan a anunciar el Evangelio a los demás. El Señor no es indiferente de los males del hombre y, por eso, va curando tanto los males físicos y espirituales. Eso, sin duda alguna, hace efecto multiplicador y muchísimos hombres y mujeres que se iban adhiriendo a la Iglesia.

Hoy también el Señor quiere seguir curando y liberando del poder del mal a muchísimos hombres y mujeres, y también quiere que ellos sean parte de la gran familia de su Iglesia. A través de algunas personas que reciben el poder de la sanación, de la curación y de la evangelización, sigue actuando para seguir mostrando a los hombres de nuestra época que el reino se sigue extendiendo entre nosotros.

En la segunda lectura, rica en detalles y simbolismos, quisiera destacar que el Señor se hace el encontradizo. Juan escucho una voz el día del Señor que le advierte una visión. En ella se ve al Señor a través de algunos signos concretos. Al final de la lectura le dirá que no debe tener miedo, que él es el primero y el último. Por lo tanto, estamos hablando de una visión del Señor.

Así como a Juan, también a nosotros se nos aparece el Señor de diversas formas. De un modo especial, se nos aparece en la celebración litúrgica en donde lo contemplaremos bajo el velo de los signos sin perder su realidad. El Papa Francisco, de feliz memoria, precisamente nos advertía en alguna de sus enseñanzas, que el hombre moderno ha perdido la capacidad de asombrarse de las cosas sagradas porque no hay una instrucción sobre ellas y como consecuencia se pierde el sentido de lo sagrado.

Y en el Evangelio vemos un contraste: los que se han encontrado con el Señor, tienen la paz y el Espíritu Santo y los que no se han encontrado con Él no tienen el Espíritu y viven inquietos. Este es el caso de Tomás. Lamentablemente no pudo estar en la aparición del señor y, cuando le comentan lo sucedido, entra en una duda. Así como Tomás, hay miles de personas que si no ven o sienten algo no creen.

Posteriormente, el Señor se aparece al grupo con Tomás incluido. Y lo reta a meter sus dedos en las heridas de los clavos y su mano en la herida del costado. Parece que eso lo remueve y cambia de actitud. El Señor lanza una bienaventuranza que no deja de ser actual: «Bienaventurados los que crean sin haber visto». Algunos necesitan de captar cosas sensibles para recién poner en ejercicio su fe, pero precisamente la fe es creer en aquello que no se ve.

Quisiera terminar esta reflexión recogiendo dos expresiones del salmo responsorial: «Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia» Cuánto tenemos que agradecer al Señor por la infinita misericordia que tiene con cada uno de nosotros. A pesar de que tenemos nuestros fallos y nuestras caídas, Dios no se cansa de derramar sobre nosotros su infinita misericordia. También podemos decir: «Digan los que temen al Señor: eterna es su misericordia». Los que hemos experimentado la misericordia de Dios sabemos que no es corta ni limitada, su misericordia desborda nuestras expectativas y va más allá de ellas.

En este Domingo de la Misericordia, que fue el eje del ministerio el Papa Francisco, pidámosle al Señor que derrame en nosotros esos rayos de sangre y agua que salen de su corazón para sentir su protección y para renovar nuestra vida.

Buen Domingo de Pascua.

P. Martín

P.d. Les dejo un comentario anterior para poder complementar.

https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2022/04/segundo-domingo-de-pascua-ciclo-c.html

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