DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

 Primera lectura: Isaías 25, 6-10a; Salmo 22, 1-3a.3b-4.5.6; Segunda lectura: Filipenses 4, 12-14.19-20; Evangelio Mateo 22, 1-14.

EL BANQUETE DE BODAS



Las lecturas de este domingo son muy interesantes si las sabemos contextualizar. Para ello debemos saber que el banquete de una boda judía era el ultimo momento del proceso matrimonial de una pareja. Pero, aunque no lo alude las lecturas de este domingo, la antesala del matrimonio era un ayuno el mismo día de la boda, dado que se perdonaban los pecados de los novios antes de los ritos matrimoniales judíos. Por eso, el banquete estaba marcado por el perdón de los pecados y errores de los novios. ¡Detalle interesante! 

En el evangelio vemos la parábola del banquete nupcial que organiza un Rey para su Hijo. De aquí deducimos que esta parábola refiere al ultimo momento de las nupcias del Hijo del Rey. ¿Quién es el Rey? El Padre, ¿Quién es el Hijo? Jesús, ¿Quién es la novia? su pueblo. Entonces es una referencia al final de la historia de la humanidad. El banquete es expresión de alegría, no solo de estar con el Novio, sino de haber sido perdonados por esa unión con Él. 

Por otro lado, vemos en esta parábola a dos grandes grupos: por un lado, el pueblo escogido que rechaza la invitación al banquete: aquellos que presumen la salvación sin mayor esfuerzo y siguen preocupados en "lo suyo", y por otro los que son convocados de los cruces de los caminos, es decir, los llamados de toda la tierra a recibir este perdón. 

Hay uno que si acepta la invitación pero que no lleva el traje: es un modo indirecto de mostrar la indiferencia. Hay muchos entusiastas que no estarían a la altura de la salvación conociendo los medios para alcanzarla. Por esa razón el Rey lo condena y lo envía a las tinieblas. 

La primera lectura del profeta Isaías también hay que contextualizarla: Estamos en el Apocalipsis de Isaías. Esta lectura profetiza de modo poético el acontecimiento inminente de juicio de Dios. 

Vemos en ella algunas de las características del banquete del final de la historia: Lo preparará en el monte Sión, que para lo judíos no es sólo un lugar geográfico, sino también una referencia a la Jerusalén celestial, a la morada de Dios, al cielo. Otra característica es que habrá en abundancia, no en el sentido material, sino en el sentido de la instauración mesiánica: cuando llegue el Mesías habrá de sobra, no habrá tristeza ni preocupación. No habrá muerte: llegará el momento de la vida eterna. Y finalmente, lo más valioso de todo: se estará con Dios, se restauraría esa armonía rota por el pecado de los primeros padres.

San Pablo, en la segunda lectura nos da un mensaje alentador: todo lo podemos en Cristo que nos conforta. Es normal nuestra preocupación por el mañana, por el cuidado material, pero deberíamos tener siempre la preocupación si tenemos a Cristo o no en nuestras vidas.

Algunas consecuencias de las lecturas de este domingo: 

1) Dios nos da todo y en abundancia: nos ha dado a su Hijo. 
2) Dios quiere que todos nos salvemos: por eso hace ese banquete de bodas entre nosotros y su Hijo. 
3) No hay que presumir la salvación, es decir, que todos tenemos que esforzarnos para estar a la altura de la boda, tenemos que tener el traje apropiado. 
4) Todo lo podemos en Cristo: Si Cristo es el centro de mi vida lo demás viene fácilmente, si en mi vida reina otra realidad entonces será más difícil de alcanzar. 
5) Desear la vida eterna: Si leemos las lecturas, en el cielo (=en la vida eterna) tenemos lo tenemos todo, lo tenemos a Dios. En las tinieblas a donde mandan al que no tiene el traje sólo hay llanto y desesperación.

¡Buen Domingo en la presencia del Señor!

P. Martín



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