DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

 Primera lectura: Éxodo 22, 21-27; Salmo 17, 2-3a.3bc-4. 47. 51ab; Segunda lectura: 1 Tesalonicenses 1, 5c-10 ; Evangelio Mateo 22, 34-40.

EL AMOR A DIOS Y EL AMOR AL PRÓJIMO

Antes de hacer un comentario sobre las lecturas y las oraciones de la misa quisiera iniciar haciendo una observación previa: Estamos en el domingo 30 del tiempo ordinario. Este tiempo del año litúrgico tiene 34 domingos. Quiere decir que estamos a un mes de terminar el año litúrgico 2020. Es un buen momento para hacer examen de conciencia para ver cómo lo estamos terminando y qué podemos mejorar en éste tiempo que nos queda.

Iniciemos el comentario de este domingo. En la oración colecta de la misa (la primera oración) se alude a las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. ¿Qué es una virtud? Un hábito operativo bueno, dicho en palabras sencillas, hacer frecuentemente algo bueno. ¿Qué es una virtud teologal? Dice el Catecismo en el 1812 que son aquellos actos que "Disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad". De allí que la fe es creer en Dios y en aquello que nos ha revelado, la esperanza es aquella aspiración al Reino de Dios y a la vida celestial y la caridad es la expresión de nuestro amor a Dios y al prójimo. San Pablo dirá que la más importante de todas es la caridad (Cf. 1Co 13,13).

En el evangelio de este domingo precisamente nos habla de la caridad. Vemos que se le acerca un experto de la ley (=doctor de la ley o escriba). Se supone que él conoce bien la ley. Y le pregunta a Jesús para probarlo. Este probar a Jesús se puede entender en dos sentidos: 1) Para ver "cuánto sabe" Jesús o 2) Para acechar a Jesús, que era lo más probable. 

El escriba le pregunta sobre cuál es el mandamiento más importante. Interesante, porque en las discusiones entre los rabinos se hablaba de este tema. En la época de Jesús, de la ley (=los mandamientos) se derivaron 613 normas, de las cuales 248 eran positivas y 365 prohibitivas. Por lo tanto, era algo bastante complicado y poco claro.

Jesús le responde no con uno sino con dos mandamientos. Desde allí podemos ver la relación con las otras lecturas.   

En primer lugar le responde: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser". Es obvio que este mandamiento es relativo a Dios. Este mandamiento está tomado del pasaje de Deuteronomio 6,4, el famoso Shema Israel. Ésta es la profesión de fe que todo judío repite en la mañana y la tarde. El primer mandamiento que conocemos es el amar a Dios sobre todas las cosas, y le tenemos que dar ese lugar central a Dios en nuestra vida y acciones. 

Hay un modo de demostrar nuestro amor a Dios: el cumplimiento de nuestros deberes religiosos: la Santa Misa, la oración personal, la lectura bíblica, los ejercicios de piedad, etc.

Y en la segunda lectura de la misa de hoy vemos como le dice a los tesalonicenses, más allá de las circunstancias que viven, han puesto la Palabra de Dios en el centro, como les ha llevado a la conversión "abandonando los ídolos" y "volviendo a Dios" (v. 9). De esto se trata el amar a Dios: dejarnos configurar por Él.

Volviendo al evangelio, luego le dice que el segundo es "Amar al prójimo como uno mismo", que está tomado de Levítico 19,18. Pues el amor al prójimo es una consecuencia espontanea del amor a Dios. Precisamente la primera lectura nos inspira algunas actitudes en relación al prójimo: solidaridad, compasión, colaboración, compartir, no oprimir, no explotar, no ser usurero, saber ponerse en el lugar del otro. A veces queremos lo ancho para nosotros y lo angosto para los demás. Hoy más que nunca estamos llamados, cada uno desde su actividad y misión, a compartir con los demás. 

San Juan, el evangelista, dice en 1 Jn 4, 20 que el que dice amar a Dios y no ama a su prójimo es mentiroso. Por eso, Jesús sabe conectar magistralmente los dos mandamientos como el cimiento de la "ley y los profetas".

Pidámosle a Dios que nos regale un poquito más de caridad y que la entendamos bien. La caridad no es solo dar cosas, la caridad también es saber dar tu tiempo, tus conocimientos, tus virtudes humanas, tu buen consejo, tu buen ejemplo, y tantas cosas bonitas que Dios ha puesto en nuestro interior. A veces, algunos se sienten mal porque piensan que "no son caritativos" por que no dan cosas materiales, pero la caridad como podemos ver va más allá. Así como algunos se sienten mal por no dar algo a los demás, deberíamos sentirnos igual de mal si no le damos a Dios lo que merece.

¡Buen Domingo en la presencia del Señor!

P. Martín

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO B

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B