FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
Primera lectura: Eclesiástico 3, 3-7.14.17a; Salmo 127, 1-2.3.4-5; Segunda lectura: Colosenses 3, 12-21; Evangelio: Lucas 2, 22- 40.
LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS
La gran fiesta de la Natividad del Señor no ha terminados, continua y por ocho días. Esto se llama octava de Navidad. Durante estos ocho días, como si fueran uno solo, contemplamos el misterio de la Navidad con más detalle.
Dentro de esta octava, el domingo
que coincide en ella se celebra la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret.
Miramos a Jesús, a la Virgen María y a san José (Cf. Normas universales del año
litúrgico 35).
San Juan Pablo II decía que “En
el matrimonio y en la familia se constituye un conjunto de relaciones
interpersonales —relación conyugal, paternidad-maternidad, filiación,
fraternidad— mediante las cuales toda persona humana queda introducida en la
«familia humana» y en la «familia de Dios», que es la Iglesia” (Familiaris
Consortio 15).
Este aporte del San Juan Pablo II
nos puede introducir en ese conjunto de relaciones que encontramos en la
Sagrada Familia. En ella encontramos con claridad todos aquellos aspectos que se
constituyen como referenciales para la vida familiar, alejado de los criterios
pseudo culturales que se quieren imponer destrozando el genuino y autentico
significado de la familia. No es un tema de religión, es un tema de naturaleza.
La familia es y seguirá siendo el núcleo de la sociedad, su célula fundamental
y su espacio más valioso donde surge y se desarrolla la vida.
Para entender todo esto te invitaría
a leer el capítulo segundo de la Exhortación apostólica Amoris Laetitia (http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20160319_amoris-laetitia.html#Cap%C3%ADtulo_segundo).
En la primera lectura encontramos
una serie de indicaciones que nos aseguran la bendición de Dios y el perdón de
los pecados: honrar a los padres, respetar a los padres, tener indulgencia y
paciencia con los padres, la ayuda a los padres. Dios tomará en cuenta y tendrá
misericordia con el que sepa poner en práctica el cuarto mandamiento: “Honrar a
padre y madre”.
En la línea de las palabras de
San Juan Pablo II, vemos en la segunda lectura que la familia natural se amplía
en la Iglesia. San Pablo nos exhorta a vestir el uniforme de la misericordia,
la bondad, la paciencia, la humildad, la comprensión, el perdón. ¡Qué bonito
que sería que en todas las familias reinaran estas actitudes! Siendo honestos,
en muchas familias, más bien, reinan las actitudes contrarias pero porque Dios
no reina en los hogares. Si le dejaramos entrar a Dios, si los padres se
preocuparan en la formación religiosa, ética y cívica de las familias nuestro
mundo sería completamente distinta.
Y en el Evangelio de hoy vemos la
escena de la presentación del Niño Jesús en el templo. Además de las profecías que
leemos en este pasaje lucano, un aspecto que puede pasar desapercibido es la
unión de María y José incluso en los momentos difíciles. Las profecías que
anuncia Simeón no son cualquier mensaje. ¿qué padre o madre quisiera saber que
su hijo tiene los días contados? Pues esa es la experiencia que pasan los santos
papás de Jesús. Pero más allá del dolor está la convicción que ese sacrificio
traerá la salvación de toda la humanidad que aguardaba al Mesías.
Queridos amigos, sigamos
contemplando el misterio de la Navidad y dejemos que la Sagrada Familia siga
siendo ese modelo para todas nuestras familias.
¡Feliz domingo y feliz Navidad!
p. Martín
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