CUARTO DOMINGO DE PASCUA - CICLO B

Primera lectura: Hechos de los apóstoles 4, 8 - 12; Salmo 117, 1. 8 - 9. 21 - 23. 26. 28cd. 29; Segunda lectura: Salmo 41; Evangelio: Juan 10, 1 - 10.

DOMINGO DEL BUEN PASTOR

En este domingo, en el Evangelio, Jesús nos pone la imagen del Buen Pastor. Es más, Jesús se identifica como el Buen Pastor. En algunos pasajes de la Biblia vemos que Yavhé se identifica como el Pastor de su pueblo e incluso Dios le dará a su pueblo a un pastor Mesías (Por ejemplo: Ezequiel 34). Veamos algunas características del Buen Pastor.

El buen pastor "es" el pastor de las ovejas, el asalariado lo ve como un empleo que realiza con indiferencia. Para el buen pastor cada oveja vale, para el asalariado "le da lo mismo" lo que le pase a las ovejas que tiene que cuidar. El buen pastor viene para dar la vida por sus ovejas, para expiar por ellas, el asalariado no le interesa la vida de las ovejas, las deja en peligro de los lobos. El buen pastor conoce a sus ovejas como Jesús conoce al Padre, el asalariado indiferente no las reconoce. El buen pastor tiene ovejas de otro redil, un solo rebaño y un solo pastor: su Iglesia. Al buen pastor nadie le quita la vida, sino que la da libremente y la recobrará. Jesús se identifica con todas estas características. No es algo ajeno a su ser y a su proceder. Jesús es el Buen Pastor y nosotros sus ovejas.

En la segunda lectura nos recuerda que somos hijos de Dios. No olvidemos que el Hijo por naturaleza es la segunda persona de la Santísima Trinidad. Nosotros somos hijos por adopción. Lo somos por amor, lo somos por adopción, y somos desconocidos para el mundo. Somos "hijos en el Hijo". Nosotros, los hijos, somos las ovejas del rebaño de Jesús.

Y en la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, nos muestra a un Pedro lleno del Espíritu Santo, ya no es el impulsivo de antes, sino es un hombre lleno del Espíritu que ha podido entender y penetrar en el misterio. Es un Pedro que habla con convicción y credibilidad, es decir, que está convencido de lo que dice y que cree y convence, y ahora habla con valentía y energía. En él, podemos ver lo que puede hacer el Espíritu Santo en nosotros. 

Pedro obra en el nombre de Jesús: San Pablo habla del "Nombre sobre todo nombre" (Filipenses 2,9). Para el judío el nombre no solo refiere a la identidad sino también la misión. El nombre Jesús significa "Yavhé salva". La misión de Jesús es salvar a todos los hombres. El nombre de Jesús tiene el poder para salvar a todo el que lo necesita. Dice Pedro que "No se nos ha dado otro nombre" para salvarnos. Precisamente, Jesús el Buen Pastor, es el que hace todo por sus ovejas para que puedan encontrar la salvación y la vida eterna. 

Nosotros somos las ovejas del Buen Pastor, somos los hijos en el Hijo, somos la comunidad de los salvados. Sigamos la voz  de Jesús que nos quiere alcanzar la salvación y la vida eterna.

¡Buen Domingo y a seguirse cuidando!

P. Martín