SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD - CICLO B

Primera lectura: Deuteronomio 4, 32 - 34. 39 - 40; Salmo 32, 4 -5. 6. 9. 18 - 19. 20. 22; Segunda lectura: Romanos 8, 14- 17; Evangelio: Mateo 28, 16 - 20.

EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el 254 que la Santísima Trinidad es el "misterio fundamental de nuestra fe". Esta afirmación, aparentemente sencilla, encierra más de lo que uno pueden pensar e incluso va más allá. Lo que podamos pensar o deducir de Dios, en cuanto es misterio, siempre será poco de lo que es en realidad. Decía el papa Benedicto XVI que "
La mente y el lenguaje humanos son inadecuados para explicar la relación que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo" (30 de mayo del 2010).

¿Quién es Dios? La respuesta es sencilla: Dios. Podemos darle diferentes representaciones para considerarlo, pero Dios es Dios. Es cierto que es un Dios formado de tres personas divinas (no lo confundamos con personas humanas, aunque la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Verbo, posee naturaleza divina y humana, es decir que Jesucristo es Dios y Hombre verdadero). 

El catecismo, citando la Fides damasi, dice que es "un Dios solo pero no solitario", es decir, que entre las personas divinas hay una relación que sustenta su carácter personal. Dicho en palabras sencillas, las tres personas de la Trinidad son personas en tanto que se pueden relacionar entre ellas y pueden relacionarse con nosotros. Esto último lo podemos ver, sobre todo, en el protagonismo que adquiere una de ellas en las obras que están en relación con nosotros.

Respecto a la fiesta de hoy, el papa Francisco decía: "Una fiesta para contemplar y alabar el misterio del Dios de Jesucristo, que es Uno en la comunión de tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para celebrar con asombro siempre nuevo Dios-Amor, que nos ofrece gratuitamente su vida y nos pide difundirla en el mundo." (27 de mayo del 2018).

En la primera lectura encontramos una frase que me llama poderosamente la atención: "Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro" (Dt 4, 39). Ante el misterio de la Trinidad tenemos que poner en práctica dos actitudes: 1) Reconocer: darnos cuenta y 2) Meditar: pasarlo una y muchas veces por la mente y el corazón. Una buena pregunta que podríamos hacernos hoy es ¿en mis pensamientos y reflexiones soy consiente de la existencia y de la presencia de Dios en todas las realidades que me rodean?

Un segundo detalle que no puede pasar inadvertido en la primera lectura es como el pueblo escogido va siendo consiente del Dios único. Esto no es algo que podemos dar por supuesto. El proceso para la aceptación del monoteísmo en el pueblo judío ha sido de un largo camino. Llegar a entender que hay un Dios único ha tomado mucho tiempo y esfuerzo. 

Pero lo más importante es que entendamos que Dios no es un Dios fuera de la historia, fuera del espacio y del tiempo que nos toca vivir. Por eso, Dios, es el único Dios en el cielo, en la tierra, es omnipresente. Dios es quien tiene el poder en toda la realidad, gobierna y rige todo. y de aquí podemos hacernos dos preguntas: ¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida?; y si no ocupa algún lugar en mi vida ¿Qué está ocupando su lugar?, y aquí podemos pensar y reflexionar sobre todas nuestras idolatrías y tantas cosas que ocupan el lugar de Dios en mi vida.

En la segunda lectura hay otra frase que nos tiene que llevar a ese reconocer y meditar: "En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!" (Rm 8, 14- 15). El Espíritu ciertamente es el realizador de esa filiación adoptiva, pero no de un modo superficial, sino realizando la cristificación del que lo recibe, divinizándolo y poniéndolo lo más cercano a Jesucristo. Dicho en palabras sencillas, el Espíritu nos hace otros Cristos y nos santifica. De ahí, que con toda propiedad podemos llamar a Dios "Abba". Nuestra vida tiene que dejarse llevar por ese Espíritu de Dios. 

Y en el Evangelio de hoy vemos varios detalles que nos muestran que estamos ante una manifestación suprema y divina de Jesús: 1) Los lleva al monte: lugar donde a lo largo de la historia de la salvación Dios se ha manifestado a los suyos. Es una referencia más teológica que geográfica. 2) Se postraron pero dudaban: un gesto ritual que indica la presencia divina, pero con cierta duda. Uno no se postra ante cualquiera. 3) Los manda, los envía: así como el Verbo fue enviado, así son enviados ellos. 4) Les indica que deben bautizar: Entendámoslo en un doble sentido: a) Sacramental: es decir, que bauticen en el sentido que todos conocemos, que administren el sacramento y b) Sumergir a todos en Dios, es decir que Dios envía a sus apóstoles para que "metan" a los más posible en lo divino a los hombres. 5) Él estará con nosotros hasta el final: a) Por su omnipresencia, b) Por los sacramentos y c) Por las otras diversas presencias.

Queridos amigos, que sea un domingo de reconocer y meditar la presencia de Dios en mi vida, en mis obras, en mis cotidianos quehaceres. Reflexionemos cuan bueno es Dios para hacerse cercano a nosotros y procurarnos todos los medios para santificarnos, dándose incluso Él mismo a nosotros y pidámosle fe a Dios para comprender este grande misterio de Dios amor.

Buen domingo y feliz día de la Santísima Trinidad

p. Martín.



Comentarios

  1. Que Dios Uno y Trino nos abrace en la inmensidad de Amor y Misericordia que cada día nos ofrece. Muchas gracias.

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  2. Santísima Trinidad, que todos nosotros seamos iluminados por tu Divina gracia, para ser convertidos y bedecidos y así alcancemos la dicha de ser fieles a ti, con tu protección y guía, amen

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