DOMINGO VIGÉSIMO SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B

Primera lectura: Deuteronomio 4, 1-2. 6-8; Salmo 14, 2- 3a. 3cd - 4ab. 4c - 5; Segunda lectura: Santiago 1, 17 - 18. 21b - 22. 27; Evangelio: Marcos 7, 1 - 8a. 14 - 15. 21 - 23.



Hoy podemos ver un tema en común a las tres lecturas: la religión. Esto es una pregunta que abarca a todo hombre y todo el hombre. El catecismo en el 1807 dice que "La justicia para con Dios es llamada “la virtud de la religión”", es decir, aquello que el hombre debe hacer en relación con Dios. Y Santo Tomás de Aquino dice que "Y como a la religión pertenece tributar a uno, es decir, a Dios, el culto que le es debido, manifiestamente la religión es virtud." (S. Th II - II q. 82). Este preámbulo nos ayudará a entender qué espera Dios de nuestra religión.

La primera lectura está tomada del primer discurso de Moisés. En la primera parte nos indica que debemos escuchar y vivir los mandamientos de Dios. Escuchándolos y poniéndolos en práctica podemos entrar en la tierra prometida. Si nosotros escuchamos y los ponemos en práctica podremos entrar en el cielo. A veces escuchamos en algunas personas que conciben los mandamientos como una especie de grillete que les recorta la libertad, como si le "cortaran las alas" a los pajaritos, pero totalmente contrario a ello podemos ver que los mandamientos nos aseguran la libertad y la tranquilidad de conciencia de hacer aquello que a Dios le agrada. Vivir los mandamientos es un detalle de amor: "El que me ama guardará mi palabra" (Jn 14, 23), "El que me ama cumplirá mis mandamientos" (Jn 14, 15). Además, los mandamientos nos aseguran sabiduría e inteligencia, no nos llevará a la imprudencia, nos lleva a una vida correcta para con nosotros mismos y con los demás.  

En la segunda parte hay una pregunta que también hoy nos podemos hacer: "¿Qué nación tiene a Dios tan cerca como nosotros?" Nosotros, literalmente, lo tenemos "Al alcance de la mano": La Eucaristía. Podemos tener dentro de nosotros a Dios y así irnos asemejando a Él. Teniendo a Dios tan cerca ¿aprovecho su presencia?. 

En la segunda lectura encontramos algunas afirmaciones de Santiago que van en el mismo contexto: Toda dadiva, todo beneficio, todo don perfecto, lo recibimos de los alto. Dios nos da el don para poder cumplir su voluntad. También nos dice el apóstol: "Acepta dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvarnos". Viene a mi memoria lo que escuchamos hace poco de Pedro: "Señor a quién iremos, solo tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68). Santiago nos indica que la tenemos que poner en práctica, no solo escucharla cómodamente, o peor aun, hacer como si escucháramos. ¡Qué importante es la Palabra de Dios en la vida del creyente!

En el evangelio, Jesús cuestiona la conducta hipócrita e incoherente de los fariseos y escribas. Ellos saben bien lo que hay que hacer, conocen la Palabra de Dios, pero no la viven. Viven en apariencias. Muchas veces, nosotros mismos, estamos cerca de Dios, ¿pero estamos viviendo su Palabra? Esto lo vemos con la serie de pecados que Jesús enumera indicando que nos hacen daño. Hermanos, que buen examen de conciencia será releer una y muchas veces todo ese listado de pecados.

Las lecturas de hoy nos tienen que motivar a examinarnos sobre nuestra experiencia religiosa, si estamos a la altura de lo que pide Dios o simplemente cumplimos actos o eventos que están divorciados de mi vida personal. Tenemos que enlazar cada vez más nuestra vida y nuestra fe. La religión no es un sistema de supersticiones o costumbres, es un encuentro con la majestuosidad del Dios amor. 

Finalmente, tenemos que preguntarnos: ¿Me doy cuenta que a nuestro alrededor hay muchos que adoran a dioses falsos? ¿La religión es un verdadero "unirme a Dios" o es simplemente una rutina?. Hoy en día la religión autentica incomoda por que cuestiona, interpela, denuncia el verdadero pecado; además, nos libera de las ataduras del pecado. La verdadera religión va más allá del cumplimiento de un ritual. El rito debe ser la culminación de nuestra vida cotidiana, el culto verdadero va más allá de un momento ceremonial, pero tampoco debemos pasar a despreciar el culto para darle solo énfasis a la "vida". Culto y vida coherente van de la mano.

Que tengan un buen domingo en presencia del Señor, no olviden participar de la Santa Misa y a seguirse cuidando.

p. Martín 




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