DOMINGO TRIGÉSIMO DEL TIEMPO ORDINARIO

Primera lectura: Jeremías 31, 7- 9; Salmo 125, 1 – 2ab. 2cd – 3. 4 -5. 6; Segunda lectura: Hebreos 5, 1 – 6; Evangelio: Marcos 10, 46 – 52.

Todo hombre tiene deseo de encontrarse con Dios, sobre todo en los momentos de dificultad. Todos nos podemos sentir reflejados en el ciego Bartimeo. Su ceguera es el aliciente para buscar a alguien que puede llenarle, que puede ayudarle, que puede sacarlo de esa situación. Bartimeo necesita ver con claridad. El mundo enceguece, el pecado enceguece. Bartimeo se había dado cuenta de ello, por eso busca a Jesús, el hijo de David. 

Bartimeo se refiere a Jesús como “Hijo de David”, con lo cual refiere su descendencia real. En 17 versículos del Nuevo testamento se refiere a Jesús de esa manera. Jesucristo lo es, porque se cumplen las promesas de la profecía de la simiente de David (2 Samuel 7,12-16). Así mismo, Jesús es llamado así por que se iban mostrando rasgos que lo iban mostrando como alguien particularmente especial. Ser “Hijo de David” se identificaba con el ser “Hijo de Dios”.

Un segundo detalle llamativo del evangelio es que “muchos le regañaban para que se callara”. También hoy, cuando nos encontramos con Jesús, muchos nos quieren callar, silenciar, desaparecer. A veces hablar de Jesús es algo incomodo. Así como en ese momento con el Bartimeo, también hoy se silencia al que habla en voz alta de Jesús y de su mensaje. Como el Bartimeo tenemos que ver a Jesús con los ojos de la fe y no desanimarnos si los demás no tienen el mismo interés que tenemos nosotros por Jesús.

Jesús se detiene, hace un alto. No es algo que puede pasar desapercibido, ese detalle señala la importancia que tenia para Jesús. Jesús, sabemos, que le da una especial importancia a los “descartados”, a los marginados de la sociedad. (Y en esa época el padecer un mal físico era motivo para ello). Con ello, hace llamar a Bartimeo. Usan tres palabras interesantes: "Ánimo". No todo está perdido. “Levántate”: Ponte en camino, es la oportunidad de liberarte del mal. “Te llama”: no eres excluido como te hacen sentir los demás. Es un decirle que le Jesús lo tiene presente. 

También es muy gráfica y colorida la reacción de Bartimeo: “Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús”. “Generalmente mendigos se sientan con sus capas estrechadas en la tierra ante ellos para recoger las monedas que tiran los transeúntes. La capa de este hombre es tan importante para su bienestar como un bote lo es para un pescador o un puesto para un recaudador.” Es reflejo que Bartimeo lo está dejando todo por escuchar la llamada de Jesús. Cuando uno se encuentra con Él, sin complicaciones lo deja todo, por que sabe que el que se encuentra con Él lo ha hallado todo. 

“¿Qué quieres que haga por ti?”. Una pregunta muy profunda. También nos la hace Jesús hoy a nosotros: ¿Qué puede hacer por nosotros? Jesús está a nuestra disposición, pero tenemos que saber qué pedirle. Es la misma pregunta que le hace a los hijos de Zebedeo que hemos oído el domingo pasado. A diferencia de ellos, Bartimeo pide ver, no ser visto. Quiere salir de su ceguera, quiere ver al que es la luz, la verdad, el camino. Quiere salir de sí para darse a Él. 

Muchas veces, nosotros recibimos esa pregunta de Jesús, pero nuestra ceguera no nos hace ver más allá de lo que pensamos y queremos. Inclusive, no dejamos que el mundo vea a Dios. Es una especie de circulo vicioso de la ceguera: no vemos ni queremos que los otros vean. Jesús quiere entrar en nuestra vida y nos quiere mostrar el hermoso panorama que significa ser discípulo suyo, Con Cristo todo se ve de modo distinto. Cuando dejamos a Jesús entrar en nuestra vida, el modo de ver las cosas cambia. 

El ciego le pide ver, mirar con sus ojos, cómo ve El. “Que pueda ver”. Le abre su corazón. Quiere salir de sí mismo y ver la realidad de modo distinto. Jesús, que es Dios y lo sabe todo, ve su fe y le dice “Anda, tu fe te ha salvado”. La fe nos abre los ojos, el paso de Jesús por nuestra vida nos abre los ojos. Jesús pasa por nuestra historia y es causa de alegría, de purificación, de redención.

Podríamos decir más detalles de las demás lecturas, pero creo que esto nos puede ayudar a entender el mensaje de la Palabra de Dios de este domingo.

Que tengan un bonito domingo, sigamos cuidándonos.

p. Martín




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