PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO C
Primera lectura: Jeremías 33, 14 - 16; Salmo 24, 4bc-5ab . 8 - 9. 10.14; Segunda lectura: 1Tesalonicenses 3, 12 - 4, 1 - 2; Evangelio: Lucas 21, 25 - 28. 34 - 36
Iniciamos el adviento por misericordia de Dios. No es un tiempo “pre – navideño” donde se llenan de festejos y regalos, dándole un sentido errado al adviento. Ante todo, debemos saber el adviento “original” siempre ha enfatizado el aspecto escatológico, es decir, que antes que ser una preparación para la Navidad, el adviento ha sido un tiempo de contemplar y meditar la segunda venida de Cristo. Con el paso del tiempo se fue llenando de ese segundo aspecto: la preparación para las fiestas de la Navidad y Epifanía.
Otro detalle es que el adviento es tiempo de penitencia, ascesis y
conversión. A veces pensamos que esas actitudes solo exclusivas de la cuaresma
y no es así. El crecimiento en la vida espiritual tiene que abarcar toda
nuestra vida y todo el tiempo que estemos en este mundo. En ese sentido, si en
el adviento nos preparamos para la venida de Cristo, también debemos poner
atención a qué debemos mejorar, cambiar y corregir para que ese encuentro sea
de amor y misericordia.
Y un último detalle que debemos prestar atención es que la liturgia tiene
la virtud de ponernos delante de la presencia misteriosa de Cristo. San León
Magno decía que “"lo [...] que era visible en nuestro Salvador ha pasado a
sus misterios" (Sermón 74, 2). Por eso, sabemos que Cristo viene sobre
todo en la Eucaristía. Es un tiempo para buscar su venida en este sacramento,
anhelar el encuentro personal con él. Sabemos que hubo una primera venida y que
habrá una segunda, pero San Bernardo nos habla de una venida intermedia: vendrá
en quienes cumplen su Palabra (Cf. Sermón 5 de adviento). Jesús viene a
nosotros en su Palabra y en el sacramento y este es un buen tiempo para
revalorar su presencia.
En los textos litúrgicos de este primer domingo se enfatiza que debemos
estar preparados para la segunda venida de Jesús: En la oración colecta pedimos
que se nos dé el deseo de encontrarnos con Cristo que viene, en la primera
lectura se nos habla que se suscitará un descendiente de David que será “nuestra
justicia”, en la segunda lectura nos habla que seamos santos e irreprochables,
y en el evangelio nos invita a ver los “signos de los tiempos” en los que
seremos advertidos de la inminente llegada de Jesús.
También se nos proponen algunas actitudes para este tiempo: 1) la vigilancia:
En el evangelio se nos dice que la venida del Hijo del Hombre será inminente, 2)
el amor: en la segunda lectura, el apóstol nos habla de “crecer y progresar” en
el amor mutuo con los demás, 3) la contemplación: Ver cómo Dios actúa en
nuestra historia y nuestra vida “Miren que llegan días en que cumpliré mi
promesa” como dice la primera lectura.
Las lecturas nos hacen algunas advertencias: 1) El evangelio nos habla de
no entorpecernos por el exceso de comidas, bebidas y preocupaciones (tan “común”
en el fin del año), 2) la segunda lectura nos habla de vivir según lo que nos
han enseñado y agradando a Dios, 3) en la primera lectura se nos advierte que
el descendiente vendrá a juzgar.
Este tiempo 1) Nos tiene que fortalecer. 2) Nos tiene que hacer más santos
e irreprochables. 3) Nos tiene que preparar para ese encuentro con Cristo que viene.
Buen inicio del adviento y sigamos cuidándonos.
P. Martín
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