LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

Primera lectura: Isaías 60, 1 - 6; Salmo 71, 1- 2. 7 - 8. 10 - 11. 12 - 13; Segunda lectura: Efesios 3, 2 - 3a. 5 - 6; Evangelio: Mateo 2, 1 -12.



Hoy, aquí en Perú, celebramos la solemnidad de la Epifanía. El catecismo de la Iglesia católica en el 528 dice que “La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo.” Esa manifestación no es exclusiva para el pueblo elegido, sino que trasciende las fronteras del pueblo escogido y quiere llegar a todos los hombres.

En la primera lectura se nos habla de la luz. Sin luz difícilmente uno sabe a donde ir o qué hacer. Uno no puede hacer mucho en la oscuridad. En la historia de la salvación podemos ver que Dios se hace el encontradizo, Él toma la iniciativa y quiere entrar en dialogo con nosotros: se “revela”. Pero esa revelación no es de cualquier manera, nos muestra su gloria para que lo veamos tal cual es. Es interesante que san Juan, en el capítulo 1,18, nos diga que “A Dios nadie lo ha visto jamás, el Hijo único, que es Dios y que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer”. La iniciativa siempre la tiene Él.

Pero esta iniciativa de darse a conocer siempre tiene como finalidad que podamos participar de la promesa en Jesucristo: ser hijos y miembros del mismo cuerpo. En esa línea va la segunda lectura. Dios se revela, actúa a través de mediaciones y se da a conocer a todos. Insisto, no sólo al pueblo escogido, sino a todos los hombres y mujeres del mundo. El Misterio de Dios nos hace buscarlo y nos pone en camino de búsqueda.

Respecto a ello, el papa Francisco nos decía: “En este recorrido que hacen los Magos de Oriente está simbolizado el destino de todo hombre: nuestra vida es un camino, iluminados por luces que nos permiten entrever el sendero, hasta encontrar la plenitud de la verdad y del amor, que nosotros cristianos reconocemos en Jesús, Luz del mundo.” (6 de enero del 2014)

Finalmente, sobre algunos datos que pueden ayudarnos a entender la simbología de la escena de Epifanía, les comparto unos apuntes que extraje del libro “la infancia de Jesús” del papa Benedicto XVI (libro que recomiendo leer en este tiempo de Navidad).

Por si lo quieres descargar: https://santateresa-leganes.diocesisgetafe.es/wp-content/uploads/2012/12/La-infancia-de-Jesus-Benedicto-XVI1.pdf

Hay algunos datos interesantes al contemplar la escena de la adoración de los magos, más conocida como la epifanía.

Sobre los magos, dice el papa Benedicto XVI en su libro sobre la infancia de Jesús, que el término "mago" tiene una variedad de significados, desde los más positivos hasta una significación negativa (p. 98). Una primera acepción los designa como representantes de la casta sacerdotal persa, otra acepción lo designa como dotados de saberes y poderes sobrenaturales, una tercera, en la línea del nuevo testamento lo designa como imagen de la sabiduría religiosa y filosófica, y finalmente en el sentido de embaucadores y seductores. La acepción más acertada para los magos puede ser la primera, aunque con conocimientos religiosos y filosóficos (la 3a). Tampoco se puede rechazar que tangan conocimientos de astronomía dado que fueron capaces de interpretar el lenguaje de los astros para llegar a la casa (p. 100).

Sobre el número, dice el papa Benedicto, tiene como trasfondo Is 60 y Sal 72, 10. Refiere a la promesa de los hombres venidos del extremo occidental. Luego se ha desarrollado la tradición de tres reyes, esto vinculado a los tres continentes conocidos en aquel momento (Asia, Europa y África). Luego se ha vinculado a las tres edades del hombre (p. 102).

Sobre los dones que llevaban, dice m. Iglesias que los dones eran regalos típicos de arabia, a los que añadieron unas monedas de oro. (nuevo testamento, p. 47). El papa Benedicto XVI dice, ante todo, que ellos son un reconocimiento de la dignidad regia de aquel al que lo ofrecen. Luego dirá que la tradición de la iglesia ha visto en los tres dones tres aspectos del misterio de cristo: el oro refiere a la realeza, el incienso al hijo de dios y la mirra al misterio de su pasión, que, de algún modo, anticipa y anuncia la pasión y muerte.

Sobre la mirra en particular hay que recordar que en el volumen sobre misterio pascual dice "la unción es un intento de detener la muerte, de evitar la descomposición del cadáver. Pero es un esfuerzo inútil: la unción puede conservar al difunto, pero no puede restituirle la vida" (p. 267). De hecho, dice el papa que la sepultura de Jesús tiene algo singular: la cantidad desbordante de los aromas dice que es una sepultura regia (real). (p. 266). En el volumen de la infancia dice "ya no tenía necesidad de la mirra como un remedio contra la muerte, porque la vida misma de dios había vencido a la muerte" (p. 113).

Buen domingo de la Epifanía, feliz Navidad y Feliz año 2022 y a seguirse cuidando que las cosas están empeorando.

P. Martín

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