DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

Primera lectura: Malaquías 3, 19-20a; Salmo responsorial: 97, 5-6. 7-9a. 9bc (R.: cf. 9); Segunda lectura: 2Tesalonicenses 3, 7-12; Evangelio: Lucas 21, 5-19.



En las lecturas de este domingo se nos habla del día final. Estamos al final de un año litúrgico y es oportuno reflexionar sobre ello. ¿Estamos preparados?

En la primera lectura se nos habla del día. ¿De qué día hablamos? Estamos hablando del día del Señor, un día escatológico, el día en que el Señor vendrá. Y nos presenta una alusión interesante y gráfica: “ardiente como un horno”. En el antiguo testamento esa imagen refiere al juicio y a la ira divina. No olvidemos que en el credo decimos que el Señor volverá a “juzgar a vivos y muertos”. Entonces, desde una lectura cristiana, estamos hablando del día final o, si se quiere, el día del juicio. No olvidemos un gran detalle: “Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Marcos 13,32). Por tanto, respecto del día no sabemos cuándo será, pero sí sabemos que será un día ardiente como un horno. 

También nos muestra dos tipos de personas: los orgullosos y malhechores, por un lado, y por otro, los que temen su nombre. De los primeros dice que serán como paja que será consumida. No olvidemos que Jesús también habla de quemar la paja y de reservarse el trigo. (Cf. Mt 13, 24 – 30). Por eso, quien ha quedado lleno de pecado y no hay un arrepentimiento sincero de su parte, advertido está que hay altas posibilidades de pasar por el horno y desaparecer.

En cambio, respecto de los segundos, dice que serán iluminados por el sol de Justicia y hallarán salud. La justicia es darle al otro lo que merece. Si yo he vivido guardando el nombre de Dios, reverenciándolo y haciendo su voluntad, seguramente será justo conmigo y me dará salud. ¿A qué nos referimos con salud? En el hebreo más literal refiere a la curación. Dios nos sana de todas las heridas que adquirimos por consecuencia del pecado. Dios nos dará justicia y salud.

Pues esto es lo que la Palabra nos quiere iluminar respecto del ultimo día.


Por otro lado, el evangelio nos presenta varios detalles respecto del final de la historia: 1) “La apariencia de este mundo se termina”, por usar una frase paulina (1Co 7,31). No quedará nada de lo que tenemos en el actual mundo, todo es pasajero; además, que nada es permanente. Como diría santa Teresa de Jesús, “Todo se pasa, Dios no se muda”. 2) Habrá acontecimientos que nos advertirán de que el final está cerca: desastres naturales, guerras, persecución, etc. Todo ello servirá para dar testimonio y para estar siempre preparados. 3) Habrá embaucadores: “Que nadie los engañe”. No han dejado de aparecer personas que, lamentablemente, quieren embaucar a otros de fe débil respecto del final. A lo largo de la historia han aparecido muchos movimientos milenaristas o que van presentando el final y simplemente logran sugestionar a algunos.

Finalmente, en la segunda lectura, se exhorta a trabajar. “Algunos viven desordenadamente, sin trabajar, metiéndose en todo”. Hay que ganarse el pan con el sudor de la frente y haciendo cosas honradas. La ociosidad es la madre de todos los vicios. 

Que pasemos un domingo en la presencia del Señor y sigamos con los cuidados que la pandemia no ha terminado.

P. Martín 


Comentarios

Entradas populares de este blog

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO B

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B