SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI - CICLO A
Primera lectura: Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a; Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a); Segunda lectura: 1Corintios 10, 16-17; Evangelio: Juan 6, 51-58.
«Hay tres jueves en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus
Christi y Ascensión». Alguno podría decirme «¿Pero si el Corpus es domingo?».
Sí, tienes razón, pero vamos a explicar el porqué.
En el siglo XII surge en Europa un movimiento eucarístico donde se
promueven algunas costumbres y ritos para el culto de la Eucaristía. En la
primera mitad del siglo XIII Santa Juliana de Mont Cornillón anima a tener una
celebración que resalte a Cristo Eucaristía a partir de unas visiones que había
tenido. Ni ella, ni el obispo a quien le confió sus visiones de Cristo
Eucaristía, vivieron para ver que en 1247 el jueves después de la Santísima
Trinidad se celebraría por primera vez el Corpus Christi. En 1264 se dio el
milagro eucarístico de Bolsena y, por ello, el Papa Urbano IV, que fuera secretario
del obispo a quien santa Juliana confió sus visiones, en ese mismo año
determinó que se celebrara la fiesta el jueves de la octava de Pentecostés, o
que es lo mismo que el jueves después de la Santísima Trinidad. Y Juan XXII, en
1317 se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Cuentan algunos que el Papa Urbano IV encargó un oficio -la liturgia de las
horas- a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino; cuando el Pontífice
comenzó a leer en voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura
fue rompiendo el suyo en pedazos. Lo cierto es que el oficio que se reza hoy en
día es de la autoría de Santo Tomás.
¿Por qué lo celebramos en domingo? Para que no perdamos la oportunidad de
participar en esta importante celebración.
La gran fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor nos pone delante del
misterio de la Eucaristía. Hoy Jesús sale a nuestras calles para llenarnos de
bendiciones.
Jesús nunca tuvo la intención de alejarse de nosotros, por ello, instituyó
el Sacramento de la Eucaristía. En este sacramento lo encontramos todo lo que
necesitamos. Encontramos la mayor muestra de amor, es una fuente de gracia, alimento
de vida eterna.
En el Evangelio de este domingo, Jesús nos expresa con claridad que es
Alimento de vida eterna. Algunos pueden pensar que la Sagrada Hostia es una
«galleta» a la que todos pueden acceder. La Eucaristía es algo tan sagrado que
necesitamos de la gracia de Dios para poder acceder y beneficiarnos del
alimento de vida eterna. En la medida que pongamos los medios adecuados para
recibir a Jesús, Él irá transformando nuestra vida.
Nosotros, por la comunión sacramental, nos unimos a Dios y al prójimo, como
el cuerpo de Cristo. Nosotros somos su cuerpo. Una Iglesia que no tiene Eucaristía
no puede subsistir. La Eucaristía es la cumbre y la fuente de la vida de la
Iglesia.
Finalmente, la Eucaristía es esa presencia de Jesús. En la primera lectura
se ve como el Maná, además de ser alimento, es signo de la cercanía de Dios entre
nosotros, incluso en los momentos de mayor dificultad.
Que Dios nos bendiga y que este domingo estemos a los pies de Jesús.
Les dejo el siguiente link de una audiencia que dedicó Benedicto XVI sobre
Santa Juliana: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2010/documents/hf_ben-xvi_aud_20101117.html
P. Martín
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