DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A

Primera lectura: Éxodo 22, 20-26; Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab (R.: 2); Segunda lectura: 1Tesalonicenses 1, 5c-10; Evangelio: Mateo 22, 34-40.



¿Sabemos amar? Vivimos en un mundo que ha reducido el amor a lo emotivo o carnal que, si no hubiera ello, no se cree que fuera amor. Amar va más allá de esto. Amar tiene múltiples rostros y formas de expresarse. ¿Sabemos amar?

En el Evangelio de este domingo le preguntan a Jesús cuál es el mandamiento principal. Jesús, siempre sabio, no responde con uno sino con dos. Ante todo, debemos amar a Dios. 

Preguntémonos: ¿Le amamos de verdad? Jesús nos da catedra de lo que es amar: Nadie tiene amor más grande que dar la vida por los amigos (Juan 15, 13). ¿Si decimos que amamos a Dios, somos capaces de dar la vida por Él? De repente aquí, en este momento, no necesitamos pasar por el martirio cruento, ¿pero somos capaces de dar la vida en pequeños detalles por Él? Por ejemplo, ¿sabemos sacrificar un placer como es el legitimo descanso o un momento familiar por regalarle una hora de misa a la semana al Señor que siempre nos está bendiciendo? O, en otro contexto, ¿sabemos sacrificar comentarios impropios, groseros, criticas o murmuraciones respecto de la Iglesia, Dios, los santos, los sacerdotes, la religión, etc.? Como toda relación de amor ¿Le sabemos dar tiempo a Dios y a “sus cosas”, o solo lo buscamos cuando estamos en aprietos? Lamentablemente, millones de personas viven de espaldas al Dios verdadero ¿Nosotros también le vamos a dar la espalda? 

Jesús también dice que hay que amarlo con todo el corazón, el alma y la mente ¿Quién reina en mi corazón? ¿Dios tiene un lugar en él? ¿Mi alma está consagrada a Dios o se recurre a la brujería, cartomancia, espiritismo, chamanismo y otras cosas en las que se puede pensar que hay un poder? ¿Mi mente está llena de cosas santas o hay cosas feas que alejan a Dios de mi alma?

El mejor modo de demostrarle a Dios que lo amo es intentar vivir en gracia, con el alma limpia y con un corazón deseoso de amar a Dios sobre todas las cosas.

Jesús también responderá con un segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” ¿Amamos de verdad al prójimo? ¿Amamos a los que nos hacen la vida a cuadritos o sólo a los que nos siguen nuestras ideas? En 1 Juan 4, 20 - 21 dice: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso”. Pero más interesante lo que viene a continuación en versículo siguiente: “Porque si no ama a su hermano, a quien puede ver, mucho menos va a amar a Dios, a quien no ve”. ¿Amo de verdad o me muestro condescendiente por interés? ¿En casa soy uno y en la calle soy otro? ¿Soy amable, cordial, respetuoso? ¿Cómo vivo en relación con los demás? ¿Me alegro de los logros de los demás o tengo envidias? ¿Sé perdonar o guardo resentimientos respecto de alguien en particular? ¿Cuándo tengo una responsabilidad, soy sumamente exigente con los demás?

Queridos amigos, hoy la palabra nos interpela a vivir los 10 mandamientos. La respuesta de Jesús es parte de su pedagogía sabia y divina. Él no ha venido a abolir la ley ni los profetas, el ha venido a llevar a cumplimiento lo que ya se había dicho antes. 

Seamos misericordiosos como el Padre es misericordioso.

Buen domingo en la presencia del Señor.

P. Martín


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