EPIFANÍA DEL SEÑOR - CICLO B

Primera lectura: Isaías 60, 1-6; Salmo 71, 2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11); Segunda lectura: Efesios 3, 2-3a. 5-6; Evangelio: Mateo 2, 1-12.



Hoy celebramos la Epifanía del Señor, uno de los misterios de la infancia de Jesús. Aunque puede parecer un poco ocioso lo que compartiré en esta oportunidad, en realidad lo he seleccionado buscando una palabra autorizada para iluminar algunos aspectos de este gran misterio. Ojalá pueda servir de ayuda en esta ocasión.

El Catecismo en el número 528 explica claramente este misterio. Rescato algunas ideas: «La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo…La Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos "magos" venidos de Oriente…La llegada de los magos a Jerusalén para "rendir homenaje al rey de los judíos" muestra que buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David al que será el rey de las naciones».

El papa Benedicto XVI, en su volumen sobre la Infancia de Jesús, dice algunas ideas que nos pueden iluminar. Respecto de los magos dirá: «¿Qué clase de hombres eran esos que Mateo describe como «Magos» venidos de «Oriente»? El término «magos» (mágoi) tiene una considerable gama de significados en las diversas fuentes, que se extiende desde una acepción muy positiva hasta un significado muy negativo.»«La primera de las cuatro acepciones principales designa como «magos» a los pertenecientes a la casta sacerdotal persa…designan a los dotados de saberes y poderes sobrenaturales, y también a los brujos…finalmente, a los embaucadores y seductores.»«Podemos decir con razón que representan el camino de las religiones hacia Cristo, así como la autosuperación de la ciencia con vistas a él.»

En el año 2013, con ocasión de esta solemnidad, también decía Benedicto XVI: «Los hombres que entonces partieron hacia lo desconocido eran, en cualquier caso, hombres de corazón inquieto. Hombres movidos por la búsqueda inquieta de Dios y de la salvación del mundo. Hombres que esperaban, que no se conformaban con sus rentas seguras y quizás una alta posición social. Buscaban la realidad más grande. Tal vez eran hombres doctos que tenían un gran conocimiento de los astros y probablemente disponían también de una formación filosófica. Pero no solo querían saber muchas cosas. Querían saber sobre todo lo que es esencial. Querían saber cómo se puede llegar a ser persona humana. Y por esto querían saber si Dios existía, dónde está y cómo es.»

Sobre la estrella, en el 2012, también decía el papa Benedicto: «Los Magos siguieron la estrella. A través del lenguaje de la creación encontraron al Dios de la historia. Ciertamente, el lenguaje de la creación no es suficiente por sí mismo. Solo la palabra de Dios, que encontramos en la sagrada Escritura, les podía mostrar definitivamente el camino. Creación y Escritura, razón y fe han de ir juntas para conducirnos al Dios vivo. Se ha discutido mucho sobre qué clase de estrella fue la que guió a los Magos. Se piensa en una conjunción de planetas, en una Super nova, es decir, una de esas estrellas muy débiles al principio pero que debido a una explosión interna produce durante un tiempo un inmenso resplandor; en un cometa, y así sucesivamente. Que los científicos sigan discutiéndolo. La gran estrella, la verdadera Super nova que nos guía es el mismo Cristo. Él es, por decirlo así, la explosión del amor de Dios, que hace brillar en el mundo el enorme resplandor de su corazón.»

Y finalmente, quisiera citar al papa Francisco sobre el gran gesto de los magos: la adoración. En el año 2017 decía algo que nos puede ayudar a reflexionar. Mientras los magos adoraron, Herodes no pudo. «Herodes no puede adorar porque no quiso y no pudo cambiar su mirada. No quiso dejar de rendirse culto a sí mismo creyendo que todo comenzaba y terminaba con él. No pudo adorar porque buscaba que lo adorasen. Los sacerdotes tampoco pudieron adorar porque sabían mucho, conocían las profecías, pero no estaban dispuestos ni a caminar ni a cambiar.»

Feliz día de la Epifanía y de los Magos. Que nada ni nadie nos robe la alegría que nos trae el Nacimiento de Cristo.

P. Martín

N.b. Como las lecturas son las mismas todos los años, también puedes consultar las reflexiones escritas en años anteriores.

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