SEXTO DOMINGO DE PASCUA - CICLO B

Primera lectura: Hechos de los apóstoles 10, 25-26. 34-35. 44-48; Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 (R.: cf. 2b); Segunda lectura: 1Juan 4, 7-10; Evangelio: Juan 15, 9-17.


En la oración colecta de este domingo se nos recuerdan algunas actitudes que no podemos perder de vista:

1. No «normalizar» el tiempo pascual: Podemos correr el riesgo de olvidarnos que estamos en pascua y que no debemos pasarlo por alto. «Concédenos continuar celebrando…estos días de alegría…en honor del Señor resucitado».

2. Esto que celebramos, después de varias semanas, se tienen que notar con las obras: No nos habla de superficialidades, sino de obras «de verdad», es decir, con autentico espíritu cristiano.

3. «Lo que repasamos con el recuerdo»: No hablamos de la evocación de un acontecimiento del pasado sino del despliegue del Misterio Pascual que se seguirá expandiendo hasta la venida del Señor. Lo que se repite son las ceremonias, no el misterio.

Algo que se debe notar en nuestra experiencia pascual es el amor. En la segunda lectura y el evangelio se nos habla claramente de ello. Quisiera resaltar varias ideas al respecto.

1. El que toma la iniciativa es Él: Nosotros no lo hemos amado primero, sino que Él nos amó desde toda la eternidad. Pensar en esto ya es increíble, fantástico, maravilloso. Algunos, a veces, van por la vida mendigando cariño, pero si pensaran en el infinito y eterno amor de Dios, cuan distintas serían las cosas.

2. Hay un paradigma del amor: «Como el Padre me amo»: Cuando pensamos en el amor de Dios, tenemos que pensar en un amor infinitamente perfecto, sin fallas, sin cosas chuecas. El amor entre el Padre y su Hijo es el modelo. Y en relación a nosotros tenemos que amarnos como ellos se aman. Esto no se entiendes sino desde la fe.

3. ¿Cómo el hombre puede amar a Dios?: Cumpliendo los mandamientos. En las relaciones de parejas cuántas locuras se hacen por amor. Nosotros porqué no podemos amar a Dios con todo el corazón, el alma y el ser.

4. El mandamiento del amor: Dice el Señor que nos amemos (en griego sería «estemos amando») como Él nos amó. No es una opción. Es un mandato. Aquí no hay lugar a la discusión, estamos llamados a amar. En la segunda lectura se nos decía que el que no ama es que no ha conocido a Dios. ¿Podemos demostrar que sí lo conocemos?

5. ¿Hasta donde debo amar? Hasta el extremo. Dios nos amó y ha entregado como victima a su Hijo. La mayor muestra de amor es dar la vida por los amigos. Esto no se entiende en un mundo egoísta, antropocentrista, que no piensa en los demás sino en uno mismo. Amar significa está dispuesto a entregarlo todo.

6. Para llegar a esta experiencia debemos recibir el Espíritu Santo. No sale así hoy en la primera lectura, pero sabemos que uno de los frutos del Espíritu en nosotros es el amor. Sin poseer el Espíritu Santo no sabremos amar como Dios nos ama ni podremos amarnos entre nosotros. Hoy en el mundo se ven caricaturas y distorsiones de algo que llaman amor. Nosotros debemos dar testimonio del amor verdadero. Como diría Tertuliano: «Miren como se aman».

Estamos a pocos días de la Ascensión y cada vez más cerca a Pentecostés. Vayamos preparándonos para estos días tan especiales y no bajemos la guardia, seguimos en tiempo de pascua.

Buen domingo y vivamos en la presencia del Señor.

P. Martín


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