SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR - CICLO B
Primera lectura: Hechos de los apóstoles 1, 1-11; Salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R.: 6); Segunda lectura: Efesios 1, 17-23; Evangelio: Marcos 16, 15-20.
1. Se apareció durante 40 días: Como sabemos el número 40 tiene un sentido literal pero también un sentido más amplio. Algunos estudiosos mas que fijarse en su literalidad (un poco difícil de demostrar con los diversos cambios de calendario a lo largo de la historia), interpretan el numero 40 como “bastante”. Por ello, se puede decir que Jesús, según el relato de los Hechos, apareció bastantes días.
2. Otros dicen este número es la antesala, el preámbulo, de un gran cambio. También se puede comprender desde aquí, luego de que Jesús sube al cielo inicia un periodo de preparación a la venida del Espíritu Santo.
3. Es tiempo suficiente para demostrar que no era un fantasma ni algo inexistente. Durante este tiempo, empezando por los apóstoles, dio pruebas de su realidad, novedosa, pero real.
4. Habla del «bautismo con Espíritu Santo». Durante el tiempo de Pascua, hemos visto los frutos que da la presencia del Espíritu Santo en el tiempo de la Iglesia: Conversiones, bautismos, sustanciosas predicaciones, etc. Sin el Espíritu Santo sería imposible que sucedan estos prodigios. Necesitamos que el Señor suba al cielo para que nos envíe el Espíritu Santo.
5. Le preguntan por la restauración del reino de Israel. Esto sería un tema amplio para estudiar porque trata de muchos detalles. Yo solo diría: Ellos sin el Espíritu Santo esperaban otra cosa. Hay que entenderlos. En ese momento estaban dominados y subyugados por los romanos y esperaban un Mesías distinto que los librara de la dominación.
6. ¡Volverá!: El ángel les anuncia que, así como lo ven subir, volverá. Jesucristo vendrá, no sabemos el día y la hora, pero volverá. En el cielo, su humanidad recibirá la gloria que ya recibía como Dios.
En la segunda lectura, Pablo anhela para los efesios el espíritu de sabiduría y revelación para que ilumine los ojos de nuestros corazones. Es el Espíritu Santo el que nos da una inteligencia espiritual que nos hace entender y penetrar en el misterio de Dios. Se puede llegar a hacer una filosofía religiosa, pero entrar en las cosas de Dios es con la ayuda del Espíritu. Conviene que Jesús suba para que venga el Espíritu y nos haga recordar las cosas.
Finalmente, tanto en la primera lectura como en el Evangelio sale algo que, personalmente, ha resonado durante toda la Pascua: el testimonio. Al final del Evangelio dice que se fueron a pregonar a todas partes; y al final de la primera lectura les dice que serán sus testigos. Dar testimonio implica conocer a Jesús. Uno no ama lo que no conoce y menos habla de ello. Es posible que alguno pueda conocer intelectualmente a Jesús, hasta un ateo lo puede hacer, pero tratar con Él, sentir su presencia y su amor, solo se puede desde el encuentro con una persona real. Nosotros estamos llamados a amarlo, conocerlo y anunciarlo.
En este día de la Ascensión que contemplemos el misterio de la subida de Jesús a los cielos e invoquemos con fuerza la venida del Espíritu Santo.
P. Martín
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