PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO C
Primera lectura: Jeremías 33, 14-16; Salmo 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14 (R.: 1b); Segunda lectura: 1Tesalonicenses 3, 12—4, 2; Evangelio: Lucas 21, 25-28. 34-36.
Iniciamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de adviento. En el credo decimos que el Señor «volverá» y precisamente es esto lo que reflexionaremos en esta primera parte de este tiempo litúrgico.
En las lecturas hay un punto en común: Viene el Hijo del hombre. Por ejemplo, en el Evangelio dice que «…Verán al Hijo del hombre venir en una nube…», o en la segunda lectura se habla de «La venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos» y en la primera lectura dirá que «suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra». Ya vino por primera vez para mostrarnos el infinito amor de Dios, ahora nos preparamos para su segunda venida ¿Estamos preparados?
Esta venida no es espontánea o repentina. No vamos a contradecir el Evangelio cuando dice que ni el Hijo sabe el día ni la hora en que sucederá, pero como hemos visto en los domingos anteriores e incluso en el Evangelio de este domingo, habrá señales cósmicas que irán anunciando la venida del Señor, como dice al inicio de la primera lectura: «Ya llegan días». Por lo cual, debemos estar expectantes y vigilantes, como dice en el Evangelio: «Esten, pues, despiertos en todo tiempo». Los primeros cristianos eran muy conscientes que esto podía pasar pronto. No se trata de vivir confiados, pues antes que venga Jesús, nosotros, por la muerte, estaremos delante de Él.
La mejor forma de estar preparados y vigilantes es siguiendo algunas recomendaciones que nos proponen las lecturas. La primera es «Tengan cuidado de ustedes, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida». No podemos dedicarnos a las aventuras del mundo, a sus placeres y a sus seducciones. Y en esto es muy clara la Palabra: no borracheras, juergas e inquietudes de la vida. Lejos de nosotros esto. En la segunda lectura nos propone presentarnos «santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús». Una conducta correcta, una vida unida a Dios, pensamientos, palabras y obras que den gloria a Dios, aunque nos cueste mucho conseguirlo. San Pablo le dice a los tesalonicenses que «Ya han aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues compórtense así y sigan adelante.»
En ese sentido, la oración colecta dice: «Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir acompañados de buenas obras al encuentro de Cristo que viene». Nuestras buenas obras serán la mejor ofrenda que podemos hacerle a Cristo que viene. Y en la oración después de la comunión nos exhorta a no quedarnos en lo material y terrenal, sino que aprendamos «a descubrir el valor de los bienes del cielo y a poner en ellos nuestro corazón»
Con toda la humanidad, pongámonos en espera del Señor que vuelve. Digamos como en la aclamación después de la consagración: ¡Ven, Señor Jesús!
Mis mejores deseos para todos al inicio de este nuevo año litúrgico.
P. Martín
Gracias Señor Jesús por tu Redención Tu Amor incondicional, gracias Padre Martín Armando Vertiz por la Reflexión Dios guarde su Santidad
ResponderEliminarNuestras vidas tengamos siempre viva la llama de la Esperanza, Ven Señor Jesús. Bendito DIOS por TODO 🙏
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