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Mostrando entradas de octubre, 2025

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

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Primera lectura: Eclesiástico 35, 12-14. 16-18; Salmo 33, 3-3. 17-18. 19 y 23 (R.: 7a); Segunda lectura: 2 Timoteo 4, 6-8. 16-18; Evangelio: Lucas 18, 9-14. La Palabra de Dios hoy nos conduce al corazón mismo de la vida cristiana: la humildad. No se trata de una actitud débil o pasiva, sino de la verdad de quien se sabe criatura ante su Creador, necesitado de su gracia y sostenido por su misericordia. En la primera lectura, el libro del Eclesiástico nos dice: «La oración del humilde atraviesa las nubes, y no se detiene hasta que alcanza su destino.» Es una imagen bellísima: la súplica de quien reconoce su pequeñez tiene un camino directo al corazón de Dios. El orgulloso reza mirándose a sí mismo; el humilde ora mirando al Señor. Por eso, la oración del humilde es eficaz, porque no busca presumir, sino confiar. En la segunda lectura, san Pablo, al final de su vida, confiesa con serenidad: «El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, para que, a través de mí, se proclamara el mensaje.» P...

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

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Primera lectura: Éxodo 17, 8-13; Salmo 120, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: 2); Segunda lectura: 2Timoteo 3, 14—4, 2; Evangelio: Lucas 18, 1-8. La oración colecta que hoy decimos al iniciar la misa resume maravillosamente el mensaje de la Palabra de Dios: «Dios todopoderoso y eterno, haz que te presentemos una voluntad solícita y estable, y sirvamos a tu grandeza con sincero corazón.» La liturgia nos invita hoy a mirar la voluntad fiel y el corazón sincero como actitudes necesarias para permanecer unidos a Dios en toda circunstancia. Y las tres lecturas de este domingo nos muestran que esa fidelidad se vive en la oración perseverante, en la fe que confía y en la acción que nace del amor. En la primera lectura, Moisés ora con las manos alzadas mientras Josué combate contra Amalec. Cuando Moisés se cansa, Aarón y Jur le sostienen los brazos. El pueblo vence no por la fuerza de la espada, sino por la fuerza de la intercesión. Este relato es una imagen de la Iglesia que ora: cuando el pastor eleva...

DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

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Primera lectura: 2 Reyes 5, 14-17; Sal 97; Segunda lectura: 2 Timoteo 2, 8-13; Evangelio: Lucas 17, 11-19. En la oración colecta de este domingo pedimos algo que encierra toda una pedagogía espiritual: que la gracia de Dios nos preceda, nos acompañe y nos sostenga continuamente en las buenas obras. Es decir, que la gracia esté antes, durante y siempre en nuestra vida. Cuando la gracia va delante, el corazón se dispone al bien; cuando nos acompaña, fortalece nuestras decisiones; cuando nos sostiene, nos mantiene fieles hasta el final. Por eso, quien camina con Dios no puede dejar de hacer el bien: ir con Dios es obrar bien. En la primera lectura, Naaman, un hombre extranjero, poderoso y enfermo de lepra, recibe del profeta Eliseo una orden sorprendente: «Ve y lávate siete veces en el Jordán». Nada extraordinario, ningún rito solemne, solo un gesto sencillo y cotidiano. Al principio Naaman se resiste: esperaba algo más espectacular. Pero cuando obedece, la fe se hace acción, y la acción,...

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

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Primera lectura: Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4; Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: 8); Segunda lectura:  Timoteo 1, 6-8. 13-14; Evangelio:  Lucas 17, 5-10. Toda la liturgia de este domingo nos invita a mirar el corazón de la vida cristiana: la fe. En la oración colecta pedimos a Dios que, por su amor y misericordia, perdone lo que nos pesa en la conciencia y también aquello de lo que ni siquiera somos conscientes. Solo la fe nos permite reconocernos necesitados de su perdón y confiados en su ternura. El profeta Habacuc nos introduce en esta experiencia: ante la violencia, la injusticia y el aparente silencio de Dios, el creyente se atreve a preguntar: «¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches?» Es el grito de quien sufre y, sin embargo, no deja de esperar. Y Dios le responde con una promesa: «El justo vivirá por su fe.» El altanero confía en sí mismo, en sus fuerzas o en su poder; el justo, en cambio, confía en Dios incluso cuando no entiende sus caminos. Esa es la fe: cree...