TERCER DOMINGO DE CUARESMA - CICLO B
Primera lectura: Ex 20, 1- 17; Salmo 18, 8.9.10.11; Segunda lectura: 1Corintios 1, 22- 25; Evangelio: Juan 2, 13- 25.
LOS MANDAMIENTOS, LA CRUZ Y LA EXPULSIÓN DE LOS MERCADERES DEL TEMPLO
En la primera lectura
se nos presentan los 10 mandamientos en la versión capítulo 20 del Éxodo. El decálogo
recoge los grandes principios de la ley natural. Además, es la carta magna de
la alianza del Sinaí. Hay otra versión en capítulo 5 del libro del Deuteronomio.
Tiene un esquema: 1)
Prólogo histórico y teológico (vv. 1 – 2), 2) Las relaciones del hombre con
Dios (vv. 3- 11), 3) Las relaciones del hombre con el prójimo (vv. 12 – 17). Además,
se hace una alusión al éxodo, lo cual insinúa que estos mandamientos hacen
libre al que los pone en práctica.
Esta lectura nos puede
ayudar a hacer un examen de conciencia. Quisiera detenerme en algunos de ellos:
Sobre el primer mandamiento ¿Cómo es mi amor a Dios? Dice San Juan “en esto
consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos
no son pesados” (1Jn 5, 4). Mi amor a Dios sobre todas las cosas se traduce en
vivir espontáneamente sus mandamientos. Sobre el tercero: ¿Santifico las
fiestas? ¿Cómo vivo mi domingo (¿o el día que santifico en la semana)? Sobre el
quinto: No matarás, también implican los cuidados a la salud. ¿En este tiempo
me cuido, prevengo, evito exponerme innecesariamente? Sobre le sexto y noveno:
¿Cuido mis sentidos ante un mundo sobre erotizado? ¿Soy consciente que la castidad
es un modo de vida que me hace libre? Sobre el séptimo: ¿Miento? ¿Estoy
acostumbrado a mentir? Sobre el décimo: ¿Me gusta acumular bienes materiales
sin necesitarlos? Precisamente el salmo nos dice: “La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma”.
Vivir los mandamientos
no nos recorta la libertad, sino que nos da descanso.
La segunda lectura
reflejaría las reacciones de la predicación cristiana con los judíos y griegos.
Como estos últimos también podríamos estar nosotros. A veces nos fiamos más de
la ciencia, de la sabiduría o la influencia humana. A veces los ponemos en el
lugar de Dios, los idolatramos. Pero lo más importante, lo que es el centro de
la predicación es la Cruz del Señor. La cruz no solo es un símbolo para muchos
hombres de muchas épocas. Para la época de Jesús es un signo vergonzoso, el
castigo pagano que buscaba humillar a un judío. Para nosotros, como dice la
lectura es “Fuerza de Dios y sabiduría de Dios”. Nosotros estamos llamados a
predicar a Cristo crucificado, pero no solo con nuestro discurso sino con
nuestro propio testimonio de vida.
Y en el evangelio de
hoy quisiera resaltar tres detalles: 1) Vamos subiendo con Jesús hacia
Jerusalén. Jesús es muy consciente que está yendo hacia su pascua definitiva,
hacia su entrega por los hombres, a esa infinita muestra del amor misericordioso
de Dios. 2) La primera escena del evangelio de hoy es la expulsión de los
mercaderes del templo. Cuánto desorden encontraría en el lugar en el que los
hombres se encontraban con Dios. Pero hay un detalle curioso: le pedían un
signo y el hablaba de la destrucción y reconstrucción del templo, pero hablaba
del templo de su cuerpo y la resurrección. Podemos preguntarnos: ¿Mi interior
está igual al templo de Jerusalén: desordenado, lleno de cosas y hasta
mercantilizado, o es un cuerpo reconstruido, con camino a la resurrección? 3)
La tercera escena es la de Jesús junto a los que creen en Él. El que está cerca
de Jesús ve sus signos, ve las maravillas que va obrando. Ojalá también nosotros,
acercándonos a las fiestas de pascua, vayamos creyendo más en Él y vayamos
dando testimonio de Él a los demás.
Buen domingo en la presencia del Señor y a seguirse cuidando.
P. Martín
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