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Mostrando entradas de diciembre, 2022

SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA, MADRE DE DIOS - CICLO A

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Primera lectura: Números 6, 22-27; Salmo responsorial 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: cf. 2a); Segunda lectura: Gálatas 4, 4-7; Evangelio: Lucas 2, 16-21. Celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Como día litúrgico confluyen algunos acontecimientos. Mario Righetti en su Historia de la Liturgia, dice: “El primero de enero se presenta en la historia de la liturgia con una extraña coincidencia de varias conmemoraciones: la octava de Navidad, la Circuncisión, el Natale S. Mariae y el oficio ad prohibendum ab idolis, los cuales han contribuido diversamente al formulario de la actual fiesta de Año Nuevo.” En la actual solemnidad se ha hecho concluir los tres primeros acontecimientos. En el Evangelio se nos dice que “Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús” . El catecismo 527 dice al respecto que “La Circuncisión de Jesús, al octavo día de su nacimiento (cf. Lc 2, 21) es señal de su inserción en la descendencia de Abraham, en el pueblo

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR - CICLO A

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Primera lectura: Isaías 9, 1-3. 5-6;  Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13 (R.: Lc 2, 11); Segunda lectura:  Tito 2, 11-14; Evangelio:  Lucas 2, 1-14. Al celebrar el Nacimiento del Señor celebramos el misterio de nuestra salvación. Quisiera iniciar esta reflexión recordando que no estamos ante algo del pasado. No olvidemos que gracias a la Liturgia de la Iglesia y la celebración de los sacramentos nos hacemos contemporáneos con el único misterio de Cristo que se despliega hasta su segunda venida. Por tanto, cuando vayamos a misa de Navidad estaremos ante María, José y el Niño recién nacido en Belén. Por eso mismo decimos en el salmo responsorial: “Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. En las lecturas de la misa de medianoche hay una palabra que me ha llamado la atención en esta oportunidad: Salvación. En el Evangelio dirá “Hoy, en la ciudad de David, ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”, y en la segunda lectura se habla de “la aparición gloriosa del gran Dios y Sal

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO A

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Primera lectura: Isaías 35, 1-6a. 10; Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (R.: cf. Is 35, 4); Segunda lectura: Santiago 5, 7-10; Evangelio: Mateo 11, 2-1. Entre los domingos de Adviento, el tercero, llamado Gaudete , del inicio de la antifona de entrada de la misa, era la más popular por el motivo de la solemne estación que el papa celebraba en San Pedro. Tiene algunas señales de alegría, reflejos de algunos textos litúrgicos de este día, y se mantienen en parte aun hoy día en la misa. Suena el órgano, se vuelven a poner las flores, el celebrante viste ornamentos rosa, los ministros usan los ornamentos de fiesta. (Cf. M. Righetti, Historia de la liturgia T.I, p. 683). En este domingo se nos presenta la venida del Señor. Las tres lecturas de la misa nos hablan explícitamente del tema. Viene bien reflexionar sobre ello, porque a medida que pasan los días podemos correr el peligro de desviar la mirada hacia la navidad del mundo y dejamos de contemplar el misterio que celebramos. En la primera lect

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO A

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Primera lectura: Isaías 11, 1-10; Salmo 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17 (R.: cf. 7); Segunda lectura: Romanos  15, 4-9; Evangelio: Mateo 3, 1-12. Los que llevamos vida cristiana podemos pensar que la conversión se reduce solo para el tiempo de cuaresma, un tiempo de penitencia y austeridad, que nos impulsará a un determinado de cambio de vida. Pero no es así, también el tiempo de adviento, y toda la vida cristiana, es un constante camino de conversión. Jesús se hizo hombre para mostrarnos que es posible vivir con dignidad las responsabilidades y exigencias de cada día. Por eso es oportuno que este domingo reflexionemos sobre la conversión. En el Evangelio se nos presenta a uno de los grandes personajes del adviento: San Juan Bautista. Y las primeras palabras que recoge el Evangelio es precisamente una llamada a la conversión. Juan llevaba una vida austera, distinta y coherente y ello le daba autoridad para poder anunciar la conversión y denunciar la hipocresía y el pecado que estaba incrusta