DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B
Primera lectura: Deuteronomio
4, 1-2. 6-8; Salmo 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 (R.: 1a); Segunda lectura: Santiago 1,
17-18. 21b-22. 27; Evangelio: Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23.
En las lecturas de este
domingo la Palabra de Dios nos habla de la verdadera religión. Para ello, empecemos
definiendo qué cosa es religión. Algunos lo pueden interpretar como un sistema
ceremonial o ritual, pero no es así, va más allá de lo exterior. La religión,
en un sentido más profundo, lo que busca es la profunda unión del ser humano
con su creador, reconociendo en este último que en sus manos está el destino de
todo lo que él ha creado. Según la religión se irán haciendo una idea del Dios
en quien se cree y según lo que él ha mostrado de sí mismo.
En la primera lectura
escucharemos esta frase de Moisés que nos puede ayudar a entender esta relación
que debemos con nuestro Dios: «¿Hay alguna nación tan grande que tenga los
dioses tan cerca de ella como lo está el Señor, Dios nuestro, siempre que lo
invocamos?». Dios no está lejos de nosotros lo tenemos muy cerca y pendiente de
cada uno de nosotros de un modo personal. Por la Encarnación del Verbo esta
cercanía se hace más patente y Jesucristo perpetúa esta presencia clara a
través de los sacramentos. En los sacramentos Dios se hace presente para
nosotros los hombres.
Otro tema que sale en las
lecturas es el de la verdadera religión. Cómo podemos escuchar en la segunda
lectura, el apóstol nos advierte cómo debe de ser: «La religión pura e
intachable a los ojos de Dios padre es esta visitar huérfanos y viudas en sus
tribulaciones y no mancharse las manos con la maldad de este mundo». Lo que
Dios espera de nosotros no es solamente rendirle honor a Él, sino que, en comunión
con Él, podamos atender las necesidades de nuestros hermanos qué pasan necesidad.
En el Evangelio podemos ver
el reproche de Jesús di algunos qué se presentan como religiosos por ejemplo
los escribas y fariseos que conocían bien la sagrada escritura pero que vivían
aferrados a diversas tradiciones humanas e interpretaciones particulares de ella.
Por eso en el Evangelio dirá «el culto que me dan está vacío, porque la
doctrina que enseñan son preceptos humanos».
Muchas veces podemos vivir
una experiencia religiosa desde la superficialidad o la hipocresía, sin embargo,
hoy Jesús nos cuestiona también a nosotros y nos pregunta si nuestro corazón
está lleno de maldad, pecado, impureza o está lleno del amor y la misericordia
de Dios.
La experiencia religiosa no
puede ensimismarme o replegarme a un grupo de personas, si no que tiene que
llevarme un compromiso real con mi prójimo, a veces dejando de lado las
costumbres que no tienen nada de evangélicas para poder dar espacio en mi
corazón y en mi mente aquello que nos a la comunión con Dios y con nuestros
hermanos.
Hacer una experiencia al
margen de lo que Dios nos pide y de su cercanía puede hacer de nosotros una
especie de fariseísmo, aferrado a costumbres y supersticiones, dejando un lado
a esa presencia de Dios que también se refleja en nuestros hermanos necesitados,
abandonados, enfermos, ignorados.
Estas lecturas nos ayuden a
reflexionar sobre cómo vivimos nuestra religión, cómo vivimos nuestra relación
con Dios y cómo vivimos nuestra relación con los demás.
Buen domingo en la presencia
del señor.
P. Martín
Comparto otra reflexión anterior que puede ayudar:
https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2021/08/domingo-vigesimo-segundo-del-tiempo.html
Gracias Padre Martín es cuetubante la Palabra del Señor q hoy me habla es poner en práctica, Amen
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