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Mostrando entradas de agosto, 2021

DOMINGO VIGÉSIMO SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B

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Primera lectura: Deuteronomio 4, 1-2. 6-8; Salmo 14, 2- 3a. 3cd - 4ab. 4c - 5; Segunda lectura: Santiago 1, 17 - 18. 21b - 22. 27; Evangelio: Marcos 7, 1 - 8a. 14 - 15. 21 - 23. Hoy podemos ver un tema en común a las tres lecturas: la religión. Esto es una pregunta que abarca a todo hombre y todo el hombre. El catecismo en el 1807 dice que "La justicia para con Dios es llamada “la virtud de la religión”", es decir, aquello que el hombre debe hacer en relación con Dios. Y Santo Tomás de Aquino dice que " Y como a la religión pertenece tributar a uno, es decir, a Dios, el culto que le es debido, manifiestamente la religión es virtud." (S. Th II - II q. 82). Este preámbulo nos ayudará a entender qué espera Dios de nuestra religión. La primera lectura está tomada del primer discurso de Moisés. En la primera parte nos indica que debemos escuchar y vivir los mandamientos de Dios. Escuchándolos y poniéndolos en práctica podemos entrar en la tierra prometida. Si nosotros es

DOMINGO VIGÉSIMO PRIMERO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B

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Primera lectura: Josué 24, 1 - 2a. 15- 17. 18b; Salmo 33, 2 -3. 16 - 17. 20 - 21. 22 - 23; Segunda lectura: Efesios 5, 21 - 32; Evangelio: Juan 6, 61 - 70. La primera lectura de hoy está tomada del final del libro de Josué. Un detalle que no quisiera dejar de resaltar es la importancia de la memoria de la acción de Dios para con los hombres (que es lo mismo que "Historia de la salvación"). En la segunda parte de esta lectura vemos que el pueblo se motiva al seguimiento del Señor en la medida que recuerda lo que Él hizo por ellos. Muchas veces, cuando nos sentimos tentados a abandonar a Dios, será bueno que recordemos lo que Él hace por nosotros y no le demos espacio al desaliento ni al miedo de dejarlo todo por Dios. En la primera parte es bonito ver como Josué y los suyos están dispuestos a servir a Dios, a alejarse de los ídolos, de ponerse a disposición de Dios. Cuando uno es consciente del amor que Dios nos tiene y lo que es capaz de hacer por nosotros, en nuestras vidas,

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

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Primera lectura: Apocalipsis 11, 9a. 12 - 6a. 10ab; Salmo 44, 10.11.12.16; Segunda lectura: 1Corintios 15, 20 - 27; Evangelio: Lucas 1, 39 - 56 Hoy hacemos un paréntesis en los domingos del tiempo ordinario por que coincide con la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Es dogma de fe que “terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores” (Lumen Gentium 59). Benedicto XVI nos recordaba: “En la Iglesia católica, el dogma de la Asunción —como es sabido— fue proclamado durante el Año santo de 1950 por el venerable Pío XII. Sin embargo, la celebración de este misterio de María hunde sus raíces en la fe y en el culto de los primeros siglos de la Iglesia, por la profunda devoción hacia la Madre de Dios que se fue desarrollando progresivamente en la comunidad cristiana.” (15 de agosto 2012) En la primera lectura , t

DOMINGO DECIMO NOVENO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B

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Primera lectura: Éxodo 16, 2- 4. 12 – 15; Salmo 77, 3. 4bc. 23 – 24. 25. 54; Segunda lectura: Efesios 4, 17. 20 – 24; Evangelio: Juan 6, 24 – 35. En la primera lectura vemos el desaliento físico y moral de Elías. Había sido perseguido por Jezabel al punto que desea la muerte. Se durmió y fue levantado por un ángel y le dijo que comiera el alimento que le ayudará para la prueba. Así, por segunda vez, comió el pan que le daría las fuerzas para cumplir la misión de Señor. Esto lo podemos trasladar a nuestra propia vida: muchas veces tenemos ganas de vivir bien nuestra vida cristiana, vivir los grandes ideales que nos propone, cumplir con los preceptos de Dios y hacer su voluntad, pero muchas veces el mundo, algunas personas o diversas circunstancias nos desalientan, al punto de no querer estar más en este mundo. Hoy podríamos decir que nos deprime. Para eso tenemos el verdadero pan santo, la Eucaristía, que viene a alimentarnos para continuar nuestra misión hasta llegar al monte Horeb. Es