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Mostrando entradas de noviembre, 2022

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO A

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Primera lectura: Isaías  2, 1-5;  Salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: Cf.1); Segunda lectura:  Romanos 13, 11-14a; Evangelio:  Mateo 24, 37-44. Por la misericordia de Dios iniciamos un nuevo año litúrgico y, con él, el tiempo de adviento. Quisiera empezar reflexionando qué no es el adviento. El adviento no es un tiempo para preocupaciones . Muchos están preocupados por el fin de año, por cuentas, deudas, festejos, estudios, y un sinfín de cosas que nos distraen de lo esencial. El adviento no es un tiempo para adelantar la Navidad . Personalmente me cuestiona el tener que hacer festejos por el nacimiento de Jesús antes que nazca, creo que no tiene mayor sentido. Esto ha provocado que el tiempo de adviento se convierta en un tiempo de comidas, bailes, festejos, intercambio de regalos, etcétera. El adviento se ha convertido en un tiempo de nostalgias . Esto era así y ahora ya no. “Todo tiempo pasado fue mejor”. El adviento, como la misma liturgia lo sugiere, es un tiempo de esperanza, de

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO - CICLO C

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Primera lectura: 2 Samuel 5, 1-3; Salmo 121, 1-2. 4-5 (R.: cf. 1); Segunda lectura: Colosenses 1, 12-20; Evangelio: Lucas 23, 35-43. Benedicto XVI decía en su clásico libro Jesús de Nazaret II: “Jesús ha creado un concepto absolutamente nuevo de realeza y de reino”. Por ello, quisiera reflexionar con ustedes tres puntos: Jesucristo como Rey universal, Rey pastor y Rey de misericordia. En la segunda lectura vemos a Jesús como Rey universal . Hoy en día no entendemos mucho sobre la figura y misión del Rey porque nuestras sociedades están configuradas de otra manera. Sin embargo, entendemos que el rey es el soberano de todo. Nos dice el apóstol que Dios Padre “nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor”. Jesucristo es el Rey de todos y para todos. Jesucristo lo domina todo, “Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él”. Todo tiene como fundamento seguro a Jesucristo. Él también es el soberano y cabeza de la Iglesia: “Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia”. Es el

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

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Primera lectura: Malaquías 3, 19-20a;  Salmo responsorial: 97, 5-6. 7-9a. 9bc (R.: cf. 9); Segunda lectura: 2 Tesalonicenses 3, 7-12; Evangelio:  Lucas 21, 5-19. En las lecturas de este domingo se nos habla del día final. Estamos al final de un año litúrgico y es oportuno reflexionar sobre ello. ¿Estamos preparados? En la primera lectura se nos habla del día. ¿De qué día hablamos? Estamos hablando del día del Señor, un día escatológico, el día en que el Señor vendrá. Y nos presenta una alusión interesante y gráfica: “ardiente como un horno”. En el antiguo testamento esa imagen refiere al juicio y a la ira divina. No olvidemos que en el credo decimos que el Señor volverá a “juzgar a vivos y muertos”. Entonces, desde una lectura cristiana, estamos hablando del día final o, si se quiere, el día del juicio. No olvidemos un gran detalle: “Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Marcos 13,32). Por tanto, respecto d

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

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Primera lectura: 2Macabeos 7, 1-2. 9-14; Salmo 16, 1. 5-6. 8 y 15 (R.: 15b); Segunda lectura: 2Tesalonicenses 2, 16—3, 5; Evangelio: Lucas 20, 27-38. La primera lectura de este domingo nos pone delante de algo muy actual: la fidelidad a Dios o renegar de Él. En muchos ambientes no se quiere hablar de Él, se avergüenzan de Él, lo niegan, lo piensan como algo alucinado o se burlan de Él. ¡Cuántas blasfemias y burlas! Pero junto a ello, hay muchos millones de personas que lo amamos, respetamos y lo anunciamos. Esto es lo que les pasa a los hermanos macabeos que nos presenta la lectura. El rey Antíoco Epifanes, arrestando a los hermanos, los tortura para que sean infieles a la voluntad de Dios y coman carne de cerdo, impura para la época, como práctica de su paganismo. Los hermanos demuestran en todo momento que quieren ser fieles a los mandatos de Dios, que no quieren renunciar a lo que Dios les pide, no se burlan de Él, ni niegan su sumisión. Soportan todos los sufrimientos por amor a