LA EPIFANÍA DEL SEÑOR - CICLO C

Primera lectura: Isaías 60, 1-6; Salmo 71, 2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11); Segunda lectura: Efesios 3, 2-3a. 5-6; Evangelio: Mateo 2, 1-12.



Celebramos la solemnidad de la Epifanía del Señor. Una gran fiesta, tan entrañable por el pueblo, protagonizada en muchos lugares por la visita de los magos llevando regalos y alegría a muchas personas. En muchos lugares, es en la Epifanía cuando se dan los regalos y no antes.

Quisiera proponer una reflexión a partir de las lecturas de la misa de esta solemnidad.

Por un lado, tenemos a Herodes. Un personaje polémico que, al parecer, en ese momento no le iba bien en la gestión que le tocaba realizar. Posiblemente sufriría algunos delirios de persecución y de incomprensión por algunos que estarían detrás de su destitución. Para mantenerse en tal puesto hará todo lo que esté a su alcance para no generar mayores descontentos con aquellos que le brindaban su apoyo y lealtad.

Por otro lado, tenemos a los magos que vienen de Oriente. A diferencia de Herodes que vive en la oscuridad y la tiniebla, ellos siguen la luz de la Estrella que los va guiando. No han errado al llegar al palacio de Herodes, pues era el lugar de la autoridad. Ellos buscaban al Rey a aquel que tenía el dominio sobre todos los hombres del mundo conocido. Por eso, con toda propiedad, le dirán «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?»

Así camina todo ser humano. Algunos viven en la oscuridad y en la tiniebla de la que habla la primera lectura. ¡Grave problema! Porque quien va a oscuras no necesariamente alcanzará el éxito. En cambio, cuando uno se deja iluminar por la luz, y sobre todo la que viene de Dios, puede ir andando como se dice popularmente «lento pero seguro».

Herodes se encontrará en un aprieto. Ve amenazado su poder y su posición. Le advierten que no ha nacido un inferior sino un superior, el Rey de los judíos. Título paradójico que nos remite inmediatamente al cartel que colgó a la cabeza de la Cruz de Jesús. Herodes ni ninguno de sus más cercanos imaginaría eso que Jesús dirá en su proceso judicial: «Mi reino no es de este mundo». Por eso, Herodes se pone tenso y nervioso y busca acabar con aquel recién nacido que estaba poniendo en jaque su labor en este lugar. Y, por eso, ordena la matanza de los niños para que no haya nadie que ponga en peligro el que se pueda mantener en su función.

La diferencia de los magos de oriente es que ellos buscan al Rey de los judíos con una actitud reverencial. Continuaron su camino siguiendo la estrella hacia Belén, donde encontraron la pobreza de una familia joven, sabemos ya hospedados en alguna casa, pero seguramente con lo mínimo necesario porque su economía posiblemente no daba para mucho. Cuando lo ven echado posiblemente con María y, por qué no decirlo, con José, le ofrecen unos cofres donde encontramos dos de los elementos aludidos en la primera lectura incienso y oro. El incienso nos recuerda su divinidad y el oro su realeza. Pero aparece un tercer regalo, la mirra. Este no parecía en el relato de Isaías. La mirra nos recuerda tanto la humanidad como la inmortalidad.

Además, los magos se dieron cuenta que no era un personaje cualquiera. Claramente dice el evangelista que cuando lo encontraron «cayeron de rodillas y lo adoraron» ¡Qué difícil es hoy en día que algunos se pongan de rodillas delante del Señor! Lo podemos ver claramente En cuántas misas o exposiciones del santísimo sacramento cuando, incluso con disgusto, les parece incómodo arrodillarse delante del Señor. En la gran mayoría de casos es por ignorancia. Pero aun así debemos hacer toda una campaña para volver a poner las rodillas en el suelo sin ningún reparo y ninguna vergüenza delante del Señor a quien adoramos como los magos al encontrarse con él. Algunos piensan que arrodillarse es un estorbo es una actitud de humillación frente a esa libertad y dignidad que ha dado el Señor. Incluso, en la representación más profana, estar de rodillas es una actitud de humildad, la humildad que le falta al mundo para reconocer a Dios en medio de nosotros, para darnos cuenta que Dios no es un ser lejano sino alguien muy cerca de nosotros que merece respeto, reverencia, dignidad, honor. No vamos a negar que Jesús, cuando estuvo entre nosotros, fue muy humilde y muy sencillo, pero eso no quita que yo, criatura, nada ante su presencia, no deba reconocerlo. Por eso, como los magos de oriente, debemos volvernos de rodillas hacia Él.

Precisamente el Papa Francisco decía «El asombro es parte esencial de la acción litúrgica porque es la actitud de quien sabe que está ante la peculiaridad de los gestos simbólicos; es la maravilla de quien experimenta la fuerza del símbolo, que no consiste en referirse a un concepto abstracto, sino en contener y expresar, en su concreción, lo que significa» (Desiderio desideravi 26)

En la segunda lectura, San Pablo nos recuerda la universalidad de la revelación de Dios. Dicho en palabras muy sencillas, Dios se quiere dar a conocer a todos. En la línea de lo explicaba anteriormente, el ser humano en esta etapa de la historia se encuentra atrapado ante la imposibilidad de reconocer las huellas de lo divino. Pareciera como si el hombre contemporáneo no se da cuenta de esa permanente manifestación de Dios. Y esto se debe a múltiples factores como la increencia, el descrédito, la mundanidad y otros tantos elementos que impiden tener una clara visión de la presencia de Dios en medio de nosotros. También hay que reconocer que Dios se quiere mostrar a todos los hombres, porque como nos recuerda San Pablo también quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (Cf. 1Tim 2, 3 – 4).

Vivamos bien este día de la manifestación de Jesús a los hombres y que no desaprovechemos esa manifestación para conocerle y amarle más. Que tengan un buen domingo en la presencia del Señor.

P. Martín

P.d. Les comparto las reflexiones de años anteriores que complementan y/o refuerzan lo compartido.

https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2021/01/la-epifania-del-senor.html

https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2022/01/la-epifania-del-senor.html

https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2024/01/epifania-del-senor-ciclo-b.html

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