CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO C
En Juan 1, 46, cuando Felipe
le anuncia a Natanael que había encontrado a aquel de quien habían escrito Moisés
y los profetas, le responde «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» nos hace ver
que los contemporáneos de Jesús no esperaban que el Mesías saliera de Nazaret
sino de Belén, tierra del gran Rey David.
Belén es una pequeña ciudad,
pero no es el lugar habitual donde vive Jesús. José y María tendrán que ir a
Belén con motivo del censo que el emperador Cesar Augusto había convocado, pero
su residencia habitual no era allí. Nazaret está al noreste de Jerusalén, en
cambio, Belén está al sur de Jerusalén. Por esta razón, a Jesús lo relacionaban
como habitante de Nazaret, por lo que lo llaman Nazareno.
Como ya decía, es la tierra
de David, segundo y gran Rey de Israel. El profeta Miqueas, como leemos en la
primera lectura de hoy, nos dice que de esta pequeña ciudad sacará al jefe o
gobernador de Israel, de orígenes antiguos e inmemoriales, además será pastor con
la fuerza del Señor, Él mismo será la paz.
Todas estas características se
han cumplido en David, aunque al final de su vida erró; pero, sin lugar a dudas,
estas características se han cumplido también en Jesucristo. Él es eterno con Dios
Padre y el Espíritu Santo, Rey, el Ungido (Cristo), cabeza y pastor de su pueblo
y el mensajero de la paz. David, como sabemos, tuvo sus imperfecciones, Cristo,
todo lo hizo bien.
En la segunda lectura, como
para no olvidarlo, la carta a los Hebreos nos muestra a Jesucristo, verdadero Hombre.
El que la segunda persona de la Santísima Trinidad se haya hecho hombre no es
una «simple ocurrencia», es más bien, porque tiene una misión que, para realizarla,
se encarna y lo ofrece. Será su cuerpo la ofrenda perfecta, «hecha una vez para
siempre». Creo que no es muy difícil de deducir que hablamos de la ofrenda de
su cuerpo en la Cruz.
Puede ser que pensemos que
la vida va por inercia o por rutina y nos olvidamos que detrás de todo está Jesús
crucificado que se ha ofrecido y dado todo por amor a cada uno de nosotros. En
estos días nos alegramos por su nacimiento, luego llegaremos al Viernes Santo y
nos volveremos a llenar de alegría cuando resucite. Jesús se hizo hombre para
que podamos recobrar la vida eterna perdida por el pecado de nuestros primeros
padres.
Y, finalmente, como antesala
a la Navidad, tenemos el relato de la visitación de María a su prima Isabel.
Podemos usar la imaginación para entender este momento. ¿Cómo habrá subido
María embarazada? ¿Cómo habrá sido el salto de Juan en el vientre de Isabel? ¿Cómo
serían sus conversaciones durante el tiempo que estuvieron juntas? ¿Qué
experimentó Isabel al llenarse del Espíritu Santo? María va donde Isabel llevando
a Dios mismo hecho hombre para que Juan y su madre se llenen del Espíritu
Santo.
Pidamos la gracia de
prepararnos bien para la Navidad de Jesús. Que no nos dejemos atrapar por la
pseudo navidad comercial que no tiene nada que ver con Jesús. Que, como María y
José, vivamos intensamente la llegada de Jesús.
Buen domingo en la presencia
del Señor.
P. Martín
P.d. Dejo un comentario anterior para poder complementar:
https://pmartinreflexiones.blogspot.com/2021/12/cuarto-domingo-de-adviento-ciclo-c.html
Buenos días Padre Martín Armando Vertiz por la Reflexión de la Palabra del Señor, le pido al Señor Jesús q me entendimiento para hacer su boluntad y poner en práctica su Palabra, y a María Nuestra Madre Su intersección, Amén
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